Caninos con discapacidad se recuperan gracias a fisioterapias
Dayana Bodero y Paulina Figueroa jamás se imaginaron que lo que comenzó como un proyecto de tesis, sería un sueño hecho realidad. Ellas son las propietarias de Vetfis Fisioterapia Rehabilitación Veterinaria Ecuador, centro que ha abierto las puertas a más de 60 perritos que padecen de alguna anomalía.
“Queríamos hacer algo diferente y ayudar a nuestros colegas porque antes había mucho sacrificio. Si un perrito llegaba con hernia discal enseguida lo dormían. Nosotras no queremos eso, queremos ayudarles”, afirmó Bodero.
Un ejemplo de su labor es “Nena”, una dachshund de ocho años, que fue operada por una hernia discal surgida a raíz de que dio a luz. Sin embargo, hubo complicaciones en la cirugía, lo que ocasionó que Nena perdiera la movilidad en sus patas traseras. Después de año y medio, sus dueñas la llevaron a este centro de rehabilitación.
“Con “Nena” hay que trabajar para que exista conducción nerviosa de médula espinal y las extremidades reaccionen. Hay que tomar en cuenta que cuando se detecta una hernia discal, la cirugía debe de ser inmediata, pero si no, la rehabilitación es la mejor opción”, explicó Bodero.
Esta canina recibe fototerapia para la relajación de los músculos y alivio de la inflamación. Ella se arrastra, porque no logra sostener su peso y por esta razón utiliza pañales. Además -explican- se siente desprotegida cuando no está debajo de una cobija.
Mientras Paulina logra que “Nena” mueva sus patas traseras, explica que junto a Dayana trabajan en terapias conjuntas, ya que “los perros hacen más esfuerzo adelante, entonces se inflaman el cuello, la espalda y sufren de malestar general. Por eso hacemos terapia conjunta, es decir, no solo de la extremidad afectada sino de todo el animalito”.
“Nino” es un nuevo visitante y llegó desde Manta. Se trata de un yorkshire terrier de dos años que fue atropellado por un automóvil cuando tenía ocho meses, lo cual le ocasionó paraplejia. Su dueña lo sometió a un número aproximado de 10 cirugías, pero al no ver respuesta positiva lo trajo a Quito.
“Su dueña vio que se está encorvando otra vez su columna y quiere reforzar las tres patas que le quedan, porque en la de atrás los músculos se han retraído y su posición anatómica no es normal. Pero empezó a caminar cuatro meses después del accidente”, anotó Figueroa. Mientras Nino recibe quiropraxia (alinear las vértebras con las manos) en la columna vertebral con sumo cuidado -ya que es un proceso delicado- Bodero contó que esta labor empezó en clínicas veterinarias, en donde la gente les miraba raro. “ Pero poco a poco se enteraron por medio del veterinario que nosotras hacíamos fisioterapia y que teníamos buenos resultados”.
“Es el cariño que te llegan a tener y el hecho de ver cómo vuelven a caminar lo que nos motiva a seguir. Es duro porque la gente nos cree raras, pero eso no importa. Lo más gratificante es ver la evolución de los perritos después de un tiempo”, explica la especialista.
El perrito que mejor evolución ha tenido es “Tomás”, un mestizo de castellano y poodle de cuatro años que se quedó parapléjico el 31 de diciembre pasado. “En él vimos una evolución súper rápida porque la dueña vino a tiempo. Pasado dos o tres días del incidente es más fácil recuperar sus movimientos”, aseguró Figueroa.
“José Ignacio”, un schnauzer mediano de cinco años que padece de contractura muscular en el cuello, a causa de movimientos bruscos por su naturaleza de juguetón, antes no podía mover su cabeza de un lado para otro, sin embargo usa cuello ortopédico para prevenir nuevamente una contractura ante cualquier movimiento brusco. Gracias a la termoterapia (calor) y magneto para la relajación muscular, ahora juega y salta.
María Fernanda Corral es la dueña de “Josefa”, una labrador de cuatro años que a causa del sobrepeso contrajo hernia discal. En su caso ya había transcurrido más de 48 horas desde el día que no pudo pararse, por esta razón Corral optó por la idea de someterla a terapias.
“La experiencia ha sido muy positiva porque Josefa mejoró su calidad de vida. Tiene su silla de ruedas y se pone contenta cada que viene a rehabilitación, lo cual es una pauta para mí de que es querida y cuidada”, afirmó Corral con total seguridad.
La dueña de Josefa nunca consideró la idea de ponerla a dormir porque -según anotó- es un animalito de lucha y está llena de vida.