Los últimos casos de acoso escolar han traído incertidumbre en los padres o quienes tienen este rol.

Temen por la seguridad física de sus hijos en la escuela. Con la muerte de la niña Brittany el mes pasado, esta problemática pasó nuevamente a ser un tema para encontrar culpables.

El concepto de bullying fue introducido inicialmente por el psiquiatra Dan Olweus derivándolo del término mobbing del psicólogo Konrad Lorenz. Esto hace referencia a miembros de una especie contra otro miembro de la comunidad.

El bullying también conocido como acoso escolar, es identificado cuando un sujeto o grupo cumplen el rol de agresor (es) que ataca a una persona. Es una interacción desigual, donde se refleja la conducta de intimidación, autoridad, amenazas e insultos por la parte agresora y por la parte atacada: aislamiento, miedo y en la mayoría de casos si no recibe atención a tiempo, el  suicidio.

La psicóloga clínica, Virginia Portilla, explica que no todos los casos son iguales pero que son muchas las causas para que un niño ponga en práctica el acoso escolar.

“Lo más importante es que las instituciones educativas detecten estas causas, miren a la interna del hogar de la persona, porque los comportamientos agresivos son comportamientos aprendidos muchas veces en casa”, afirma Portilla.

La violencia paraliza a la víctima: siente vergüenza, temor y eso se refleja no solo en el acoso escolar, sino también en las violaciones; es por eso que la persona no habla o le cuesta hacerlo.

Verónica Ponce, licenciada en psicología, explica que el perfil del acosador, es alguien que no controla sus impulsos y tiene el deseo deliberado de lastimar; son personas que pasaron, de haber sido víctimas de hostigamiento en el pasado, a ser victimarios.

Para Soriano se necesita  promover valores a todo nivel donde todos los actores estén prestos para detectar inmediatamente estos casos.

 “El padre no solo debe preguntar a sus hijos por las notas, sino también si están a gusto en la institución”.(I) et