A más de entretener, el baile del cushpe aleja malos espíritus
Partidas de canicas, planchas, cocos, puntería con herradura, y pelota de mano, entre otros pasatiempos, destacan en la Sierra centro como juegos tradicionales.
Su práctica se ha transmitido de generación en generación, y es el resultado de un sincretismo cultural que combina costumbres lúdicas de España con tradiciones precolombinas de América.
Otro de los entretenimientos antiguos que aún divierte a grandes y chicos en zonas rurales y comunidades indígenas de Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo es el hipnotizante baile del trompo.
Este juguete está muy arraigado a fiestas populares europeas en las que niños y adolescentes concursaban para poner a prueba la fuerza de sus brazos y destrezas.
No obstante este pasatiempo tiene una versión andina que a más de recrear a quienes lo practican, según ancianos de comunidades rurales cumple una importante función espiritual.
“Se trata del cushpe, un trozo de madera del tamaño de un puño humano con punta, muy parecido a la peonza (trompo) española. Se dice que nuestros ancestros ya jugaban con él antes de la llegada de los españoles para designar tareas cotidianas, predecir las variaciones climáticas, y adivinar eventos futuros. Con cada giro del cushpe un espíritu negativo sale de nuestras vidas”, explicó Víctor Manuel Sánchez, adulto mayor de la comunidad Mundug, del cantón tungurahuense Patate.
En la pequeña y acogedora placita de la localidad, ubicada a 45 minutos de Ambato, es una verdadera tradición y todo un espectáculo observar a los mejores exponentes de esta disciplina en Tungurahua, en acción.
“Es una costumbre muy arraigada a Mundug, y a otras parroquias del cantón, sin embargo en otras provincias también se lo practica y toma el nombre de cuspe. Los ancianos son expertos, y se encargan de transmitir a los chicos las técnicas más acertadas y los reglamentos”, dijo Marcelo Sánchez, jugador del sector Los Andes en Patate.
Diferencias con el trompo
La principal variación con el trompo es su aspecto. El cushpe es un pedazo de madera, generalmente de aliso, cedrón o eucalipto, muy rudimentario al que no es necesario pulirlo, quitarle la corteza vegetal ni sacarle brillo.
No obstante tras darle forma se debe frotar la punta sobre una piedra a fin de alisar el aguijón y así facilitar los giros sobre el suelo.
Además existe una ligera diferencia en la forma de hacerlo bailar. Mientras el trompo tradicional se acciona gracias al ágil desenrollado producido por el potente lance del brazo del jugador, el cushpe es lanzado al suelo con la ayuda de un palo.
“La cuerda está atada al extremo de una fina vara de eucalipto o cedrón, de unos 30 centímetros. Cuando el juguete está girando en una superficie plana, el deportista lo golpea con la cuerda varias veces a fin de prolongar los giros”, explicó Lorenzo Manobanda, adulto mayor de la comunidad Calamaca, ubicada al suroeste de Ambato.
En esta y otras zonas periféricas de la capital tungurahuense aún se conserva este pasatiempo, junto con las canicas, planchas y cocos. Allí se cree que los azotes del cushpe ahuyentan malas vibras de los pueblitos donde se practica el juego.
“Según relatos de los abuelitos a los espíritus negativos les fascina revolotear junto a los trompos y objetos similares, por lo que se introducen en ellos. Una vez allí procuran hacerlos bailar desenfrenadamente a fin de evitar los golpes”, explicó Luis Lara, antropólogo y arqueólogo del cantón Píllaro.
Izamba, Presidente Urbina, Pishiglata, Santa Rosa, Sucre, Picaihua, Juan Benigno Vela, Quinchicoto, Cotaló, y otras comunidades de Tungurahua, son localidades donde aún se mantiene la tradición del cushpe.
“El jugador debe correr mucho para prolongar los giros del cushpe, y agitar los brazos para mantener el equilibrio del cuerpo. Por tal razón esta actividad es muy recomendada por los médicos, especialmente a la población adulta mayor, a fin de conservar el buen estado de salud”, dijo Maritza Loaiza, nieta de un anciano jugador del norte de Ambato. (I)