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Aquellos para los que Navidad es solo un día más

Aquellos para los que Navidad es solo un día más
22 de diciembre de 2013 - 00:00

Abel Ramírez recuerda cómo celebraba  Navidad en la casa de sus abuelos. Todos en círculo rezaban la novena frente a un pesebre. Su padre los sorprendía con enormes cajas de regalos. Los más pequeños jugaban, recitaban un poema, comían y luego iban a la cama.

En la casa de Leonardo Zaldumbide esta época era más espiritual. Sus papás, muy cercanos a la obra de ‘Las Hijas de la Caridad’ y devotos de San Vicente Paúl, practicaban la fe en su máxima expresión. Los regalos que recibía  más que algo material representaban todo el esfuerzo que sus padres hacían por él. Ahora, ambos trabajan, cumplieron los 30, viven en Quito y ya no creen en la Navidad.

Abel tiene un claro cuestionamiento religioso. Sencillamente, no cree en Dios, pese a tener un pasado muy potente en la fe. A los 22 años decidió bautizarse y emprender su camino como cura. Con su vida atascada de vuelcos y sin sentidos, creyó que esa sería la salida más oportuna a sus problemas.

Pero se equivocó y al cabo de un tiempo fue expulsado. “Al interior, muchas veces las limosnas eran repartidas entre los curas. Lo que sobraba iba a una supuesta cuenta del Vaticano”, afirma.

Se estima que más del 33% de la población mundial festeja el tradicional 25 de diciembre.Lejos de los cuestionamientos católicos, para el joven, ésta es una época en la que  las desigualdades se hacen más palpables. “Y la navidad de los pobres, de la gente que no tiene ni para un plato de comida, y la navidad de los que se han quedado en la calle”, se cuestiona.

Este 24 cenará en familia, porque algunos de sus integrantes creen en la celebración y él la respeta, aunque también ha planificado juntarse con amigos a comer y beber algo.

Leonardo, de 33 años, se siente presionado cuando se acerca la Navidad. “Dada la progresiva mercantilización de la fecha, mi pareja suele estar invitada a una serie de almuerzos, cenas y festejos. Cuando me es posible escapo de estas melosas  y vacías reuniones.  De lo que no puedo escapar es de la cena de Navidad en su casa”, explica.

DATOS

En el cristianismo la Navidad junto a la Pascua y Pentecostés son las 3 celebraciones más importantes.

La palabra Navidad
viene de la palabra latina ‘nativitas (natividad) que significa nacimiento.  

La Navidad
se reconoció 300 años después de la muerte de Cristo, cuando el emperador Constantino permitió el cristianismo en el Imperio Romano.
Durante la etapa universitaria este joven sociólogo le dedicó muchas horas de su tiempo a leer, conocer, indagar y, principalmente, a cuestionar. Fue así como empezó a moldear su pensamiento. Ya no cree en Dios, pese a que sus padres son católicos y ahora buscan niños de su barrio con quienes leer la novena.

Detesta la dimensión comercial y mercantil de esta fecha, pues, dice que le produce arcadas de desesperación. “Cada vez que veo una propaganda de Movistar en la que un niño ‘twitea’ a Santa en un celular de palo, pidiendo uno de verdad, me da un profundo asco”, reconoce.

“No critico a nadie, pero no puedo celebrar un acto en el que no creo: la Navidad como rememoración del nacimiento de Jesús tiene para mí importancia histórica, sociológica, pero no a un nivel de epifanía”.

La antropóloga e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Érika Bedón, destacó 3 factores  por los  que las personas son reticentes a la Navidad: no creen en la religión católica, no confían en la institución como tal, cuestionan el consumismo y el mercantilismo.  

“Si bien la fiesta, aún cuando se creó en un contexto pagano, se utilizó como una herramienta para cristianizar a un mundo pagano en la época del Imperio Romano. Creo que en la actualidad se la ha utilizado  para comercializar”, dice.

Bedón también cree que es una época en la que las personas están más sensibles, se cuestionan sobre pérdidas, anhelos y logros en el año. Al darse cuenta que la paz y felicidad que pinta la Navidad no se asocia con su realidad, según la antropóloga, tienden a deprimirse y a negar cualquier festejo asociado a la fecha.

Existen casos en los que  una persona pierde a un ser querido en una fecha de celebración como la Navidad. Es probable que no vuelva a celebrarla para evitar ese momento de dolor, explica la investigadora que, con sorpresa dijo que, incluso, existe una corriente psicológica denominada ‘depresión blanca’, que recoje estos cuadros.

Miradas distintas

Es común escuchar la frase ‘eres un grinch’ o te pareces a ‘Ebenezer Scrooge’, el clásico personaje de ‘Un cuento de Navidad’, del escritor  Charles Dickens, que odia la fecha y luego descubre el ‘verdadero sentido de la Navidad’.  

Estas definiciones pueden encasillar de forma negativa a quienes piensan distinto y no ven a la Navidad como una fecha especial.

“Muchas personas son reflexivas al respecto y es una de las razones por las que que no quieren celebrar la Navidad o no se identifican con la fecha. Es una forma de decir no estoy de acuerdo con esta época de consumismo”, concluye Bedón.

También está el caso de Évelyn Rodríguez (22), quien cree en Dios, es católica y esta fecha significa para ella una época de profunda espiritualidad y reflexión. Aunque acepta que también tiene su lado crítico al pretender  ‘descargar conciencias’, cuando las necesidades de las personas y del mundo  también existen de enero a noviembre.

El consumismo es un factor con el que está en desacuerdo. “Me parece un pretexto para gastar, primero, y luego para intentar portarse mejor. Las 2 excusas son superficiales y no mejoran profundamente la condición de las sociedades, es más, el consumismo acelerado y exagerado empeora los estereotipos de belleza y materialismo”.

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