La alfarería es el emblema de la parroquia San Miguel de Porotos
Vasijas que sobrepasan los 300 años de antigüedad, asadores de barro y las tradicionales ollas se apreciaron en la Sexta Feria de la Alfarería en la parroquia San Miguel de Porotos, en el cantón Azogues, un pueblo de tradición, historias y costumbres.
Uno de los artesanos más antiguos es José Manuel Francisco Inga Quezada, de 83 años, quien mantiene vigente la elaboración de piezas de barro utilizando la ancestral técnica de la “huactana” o golpeado, que era empleada por los cañaris. La “huactana” es una herramienta hecha a base de barro cocido.
La feria, que se desarrolló el pasado domingo en el Parque Central desde las 09:00 hasta las 18:00, acogió a 16 alfareros de las comunidades de Pacchapamba, Olleros, Chico Ingapirca, Jatumpamba y San Vicente.
Manuel Ortiz, presidente de la Junta Parroquial, destacó el esfuerzo de los alfareros y subrayó el compromiso para fortalecer y preservar esta actividad que se transmite por generaciones.
Catalina Calle, de la Comisión de Cultura del GAD parroquial, aseguró que se prohibió la venta de objetos con la técnica del vidriado y ollas en barro negro, porque el objetivo es “salvaguardar el trabajo de los artesanos”. Ellos crean con sus manos tinajas, tiestos, jarras, torteros, maceteros, cántaros, entre otros artículos.
Con el barro, los alfareros expresan su creatividad. Rocío Patiño expuso una especie de asador o brasero con lo que busca “atraer a los turistas”. Aunque los compradores se mostraron interesados en adquirirlos, Patiño señaló que los comercializa a $ 15 y solo bajo pedido.
Los visitantes apreciaron un par de vasijas grandes con más de 300 años de antigüedad, propiedad de Jesús Calle. En ellas se preparaba la chicha para las fiestas, se almacenaban las cosechas y se guardaban los granos.
Costumbres
Cada año la feria recibe a unas 3.000 personas, quienes adquieren la cerámica. María Teresa Quintuña compró una olla pequeña y expresó que antes de utilizarla le hará “arishca” o curado, para que al momento de la cocción no se trice.
Aunque la forma tradicional de hacerlo es colocando agua caliente en la olla o preparando colada de sambo, la mujer expresó que aprendió una nueva técnica con sal en grano.
“Se pone la olla en la candela y cuando está bien caliente le coloca la sal; empieza como canguil y se deja hasta que termine de reventar”, explicó.
Historia
Para recordar la técnica de la “huactana”, Aurora Fernández hizo una demostración. Mediante este método se empieza formando la base de la olla y la alfarera va girando alrededor de la pieza que permanece asentada sobre una tinaja grande. Luego con dos “huactanas” macho (convexa) y hembra (cóncava) golpea por dentro y por fuera para moldear la olla. (I)