El agua, un recurso que debe reutilizarse
El artículo 12 de la Constitución de 2008, establece que el derecho al agua es fundamental e irrenunciable. El agua constituye patrimonio nacional estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida. Partiendo de ahí, la Estrategia Nacional de Calidad del Agua (ENCA), en un informe 2016 – 2030, establece como política sectorial mejorar la calidad de agua en el Ecuador; su conservación, recuperación, y gestionar de manera sostenible los ecosistemas generadores del agua.
Además de garantizar de manera progresiva “el acceso al agua limpia, segura y permanente para consumo humano, y el suministro de agua para riego, que asegure la soberanía alimentaria, caudal ecológico y actividades productivas”, contempla el documento de ENCA.
Un informe de la ACNUR hasta el año pasado señala que la demanda mundial de agua se espera que siga aumentando a un ritmo parecido hasta 2050, lo que representa un incremento del 20% al 30% por encima del nivel actual de uso del agua, debido principalmente al aumento de la demanda en los sectores industrial y doméstico.
“Más de 2.000 millones de personas viven en países que sufren una fuerte escasez de agua, y aproximadamente 4.000 millones de personas padecen una grave escasez de agua durante al menos un mes al año. Los niveles de escasez seguirán aumentando a medida que crezca la demanda de agua y se intensifiquen los efectos del cambio climático”, indica la ACNUR.
Y ese aumento de consumo del líquido es visible, más ahora, a nivel global, por la pandemia del covid-19 y las medidas de asepsia que realiza cada persona para prevenir el contagio.
A propósito de la Semana Mundial del Agua, Xavier Salgado, director de la ONG Medio Ambiente Sustentable, menciona que la industria que más gasta agua es la ganadera y el sector agrícola, porque mantienen vivas sus plantaciones, su producción.
El consumo de estos sectores sería -precisa- de aproximadamente 300 mil litros diarios y más, según datos que maneja la ONG que dirige.
“¿Qué podemos hacer nosotros para garantizar un agua segura y no malgastarla? Reutilizarla. En época de lluvia es importante reutilizar el agua incluso para lavar los vehículos, para limpiar los bordes y aceras de nuestra casa, para hacer la limpieza interna”, aclara.
El ambientalista señala que es importante que ahora, en la agricultura, se hagan corredores ecológicos con drenajes para el líquido cuando llueve, ya que los árboles absorben gran cantidad de agua.
“En época seca (los árboles) distribuyen esa agua, es decir de mayo hasta noviembre, en la zona costera. Pero viene una época de diciembre hasta marzo que sí llueve, y cuando nosotros hacemos reforestación en estos sectores, lo que hacemos es cargar de agua a los grandes árboles que luego distribuyen a todo lo que es el sector agrícola; los bosques son importantes por eso, porque absorben gran cantidad de agua y distribuyen a la zona costera”, explica Salgado.
La edición 2020 del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2020: Agua y Cambio Climático, indica que el cambio climático va a influir negativamente en la cantidad y calidad del agua disponible a nivel mundial para satisfacer toda una serie de necesidades humanas básicas, lo cual irá en menoscabo del derecho fundamental de miles de millones de personas a tener acceso al agua potable y el saneamiento.
Este Informe se centra en los desafíos, las oportunidades y las posibles respuestas al cambio climático, en términos de adaptación, mitigación y resistencia mejorada que pueden abordarse mejorando la gestión del agua.
“Combinar la adaptación y la mitigación del cambio climático, a través del agua, es una propuesta beneficiosa para todos, que mejora la provisión de servicios de suministro de agua y saneamiento y combate tanto las causas como los impactos del cambio climático, incluida la reducción del riesgo de desastres”, menciona el documento.
Contaminación
Uno de los problemas que afronta este recurso es la contaminación. Siendo así y teniendo en cuenta que el agua es un recurso indispensable de vida, Salgado manifiesta que dentro del 1.5% del líquido, ya ese punto 5 está contaminado con mercurio y plástico, con basura plástica “que es otro contaminante que existe ahora debido a la demanda de este material, su mal uso y desechos. En el sector agrícola, donde también se utilizan fertilizantes, químicos, no tienen un buen drenaje de estas sustancias, que van directamente a los canales de riego y de ríos, y también existe contaminación por ese lado”.
A decir de Salgado, en Ecuador hay varias fuentes de contaminación, como la agricultura por sus malos procesos, que no son controlados ni monitoreados. “Desde los procesos de la industria minera, desde la industria del plástico, desde los malos ciudadanos…”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que tenemos que ser responsables con el líquido vital que es el agua. “A nivel del mundo se hacen muchas estrategias para remediar el agua inmediatamente porque el agua que consumimos todos”.
Esa contaminación trae, en la mayoría de casos, consecuencias irreversibles, tal y como lo describe el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA), que indica que más de 2,2 millones de personas, en su mayoría en países en desarrollo, mueren cada año a causa de enfermedades relacionadas con la baja calidad del agua y las malas condiciones de saneamiento.
Un estudio de la OMS detalla que cada dólar invertido en mejorar el agua potable y los servicios de saneamiento puede reportar beneficios económicos de entre $ 4 y $ 34, dependiendo de la región.
Debido a que los ecosistemas de agua dulce han sido severamente dañados, se estima que se ha perdido cerca de la mitad de los humedales del planeta, y más del 20% de las 10.000 especies conocidas de agua dulce en el mundo se han extinguido o están amenazadas o en peligro.
¿Cómo conservar este recurso?
Indira Nolivos Álvarez, docente e investigadora de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), explica que lo primero que hay que tener en cuenta es que el agua en Ecuador está conectada tanto al tema aseo y consumo humano, como al tema energético.
“Nosotros tenemos un uso no consultivo de agua para generar energía, que es un tema que no se visualiza de manera directa, pero cuando tenemos un foco encendido, ese es caudal que la hidroeléctrica requiere para generar energía”, destaca.
Cuando hablamos de uso de agua para precaución de no contagio por la pandemia, explica la especialista, este consumo no se puede reducir porque es parte de las medidas para mantenernos sanos. Sin embargo “hay otras formas en las que como ciudadanos podemos contribuir a reducir la demanda en otras áreas como por ejemplo, la reutilización de aguas grises en las casas”.
La investigadora refiere que el agua que se usa para lavar el arroz o para lavar la ropa (sin cloro), puede ser usada, por ejemplo, para la jardinería. “En sectores residenciales donde las áreas verdes suelen tener un rol importante, los ciudadanos pueden contribuir reutilizando esas aguas grises”.
“Esa reutilización tiene que estar acompañada de una regulación local, es decir de cómo los cabildos pueden abordar este tema de la gestión eficiente del agua a través de todos estas normativas de construcción…”.
Nolivos refiere que si en estos tiempos que no hay lluvias se empieza a tener un uso excesivo de energía, más el uso de agua por el tema de asepsia, se puede llegar a un nivel de estrés hídrico que va a poner, por ejemplo, a Guayaquil que es una ciudad grande, en ciertas limitaciones.
“Hay que tomar conciencia de que el agua, aunque es un recurso renovable, no siempre va a estar disponible en las cantidades que necesita la gente. Como es un recurso común, todos tenemos que ponernos de acuerdo para que no nos falte a nadie”, expresa.
Es importante -manifiesta- que desde los municipios, como política pública, se promuevan acciones tanto a nivel de legislación como de regulación local, una gestión eficiente del agua a nivel de cada hogar.
Ángel Simón Granados, en el informe “Agua y Desarrollo Sostenible”, menciona que el agua puede suponer un serio desafío, pero si es gestionada de manera eficiente y equitativa, puede desempeñar un papel facilitador clave en el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas sociales, económicos y ambientales a la luz de unos cambios rápidos e imprevisibles. (I)