Fue la epidemia más grave y mortífera desde la identificación del virus del ébola hace 40 años. Se declaró en diciembre de 2013 en el sur de Guinea y se propagó rápidamente a Liberia y Sierra Leona, los tres países más afectados, y luego a Nigeria y Malí.  En dos años se contagiaron personas de 10 países, entre ellos España y Estados Unidos, y, oficialmente, causó la muerte de 11.315 de los 28.637 portadores.

Ese es el balance oficial del ébola, que alertó a todos en 2014, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero de acuerdo con otras organizaciones como Médicos Sin Fronteras, serían datos por debajo de la realidad.

Hoy la OMS se apresta a declarar a los países de África Occidental libres del virus del ébola.  El anuncio de Ginebra “marcará 42 días desde que los últimos casos dieron negativo en Liberia”, señaló el miércoles la OMS en un comunicado difundido ayer, dos años después de que estallara la epidemia.

Sierra Leona fue declarada libre de ébola el 7 de noviembre de 2015 y Guinea el 29 de diciembre pasado. A pesar de ello persiste el riesgo de nuevos focos de epidemia debido a la subsistencia del virus en algunos líquidos corporales de sobrevivientes, en particular en el esperma.

Así sucedió en Liberia, que había sido declarado libre de ébola en mayo y, luego, en septiembre se registraron resurgimientos.

“Aprendimos mucho durante la epidemia sin precedentes que golpeó a África Occidental y las perspectivas de futuro serán muy diferentes”, dijo Michel Van Herp, experto de Médicos Sin Fronteras.

Por ello, anticipa que “la próxima epidemia será menos dramática”.

Según este epidemiólogo basado en Bélgica, en el futuro “a quienes estén en contacto con un enfermo en casa o en un hospital lo óptimo es que se les coloque una vacuna”.

Por el momento no hay cura para atacar el virus, que causó la muerte de 500 trabajadores de la salud.

El desarrollo de una de las vacunas, la VSV-EBOV del laboratorio norteamericano Merck, está en un estado bastante avanzado. (I)