Activistas se pronuncian ante el proyecto de protección animal
El objetivo del Proyecto de Ley de Protección de los Animales Domésticos (presentado en días pasados a la Asamblea Nacional) consiste en establecer normas que protejan su bienestar, con las atenciones y cuidados mínimos de salud, higiene y alimentación que deben recibir.
La Constitución de la República en el artículo 71 del Título II estipula que “El Estado incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos, para que protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema”.
Ante esta normativa, Lorena Bellolio, presidenta de la organización Protección Animal Ecuador (PAE), recordó que es la tercera vez que golpean la puerta de la Asamblea (antes Congreso Nacional) con un proyecto de ley. La titular explicó que la idea fundamental es poner en práctica el concepto de bienestar animal.
“El proyecto está enfocado hacia el bienestar animal, el cual es una ciencia que sugiere, de forma científica, el correcto manejo en este tema y nuestra relación con ellos. Por eso en primera instancia se intentó llegar a todo tipo de animal para que se hable de este bienestar como una forma de aterrizar en los derechos de la naturaleza”, señaló.
El proyecto original, que incluía a los animales domésticos y silvestres, fue propuesto el año pasado por la asambleísta Saruka Rodríguez en base a un documento que había elaborado la PAE.
Sin embargo, dijo Bellolio, la Comisión de Biodiversidad consideró que sería complicado aprobar una ley demasiado amplia. Por esta razón se limitó a buscar el bienestar de los animales de compañía, es decir, perros y gatos.
Para Miguel Jumbo, subdecano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Central del Ecuador (UCE), este proyecto de ley abarca aspectos positivos para la sociedad. “Esta ley nos norma para que seamos conscientes de la responsabilidad de tener una mascota, que debe ser considerada como un miembro más de la familia. Se está regulando que no deben ser utilizadas en vivisección como elemento de educación, lo que me parece correcto. Y se prohíben las cirugías estéticas, como la amputación de la cola y del pabellón auricular”, indicó la autoridad.
Jumbo también está de acuerdo con la disposición de llevar los implementos necesarios para recoger las deposiciones de los caninos en los paseos. Así como no permitir que los perros estén sueltos en los parques, para evitar agresiones por parte de estos a personas u animales.
Por su parte Verónica Boguña, presidenta de la fundación Grupo Operativo de Rescate Animal (GORA), apoyó la prohibición de vender animales en jaulas expuestos en vitrinas. “Los animales están encerrados en un ambiente de calor, huelen y pisan sus necesidades y todo por un negocio, un lucro. El animal debe estar con su madre y, posteriormente, se lo puede presentar por fotografías para la venta. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la venta porque es indiscriminada y no evalúa ni educa a la familia que tendrá el perro”, aseguró.
Para Boguña, la única forma de disminuir el número de caninos callejeros es educar a la sociedad sobre su adecuada tenencia. “No se puede pedir que no haya perros callejeros cuando no se educa a las personas sobre las necesidades del animal. Educar no es entregar flyers, sino ir de barrio en barrio y de escuela en escuela con capacitaciones, por parte de autoridades, para que los adultos den el ejemplo a los niños y así lograr un cambio en la sociedad”, reiteró.
Por otra parte, una encuesta realizada por este medio de comunicación a 30 personas, que circulaban en las calles del centro norte de la capital, reveló que 23 están de acuerdo que en el país haya una ley que proteja a estos mamíferos. Mientras que las siete restantes revelaron su indignación ante una ley que beneficia a estos animales en vez de dar prioridad a las personas.
Mercedes Cevallos es una odontóloga que trabaja en Ibarra, pero visita Quito varias veces al año para el chequeo médico de sus dos canes: Angelita y Spay. Ella considera que los perros son un familiar más. “Tener un perro es como tener un hijo. No hablan, pero Dios los creó para que los proteja el hombre. Tienen derecho a una vida digna porque son nuestra compañía y tienen sentimientos”, dijo Cevallos.
En contraparte, Andrea Puente, estudiante de 22 años, considera que hay situaciones inevitables en la vida y una de estas son los animales callejeros. “Hay gente loca que perro que ve, perro que quiere recoger, cuando es obvio que no se puede salvar a todos. Más bien dedíquense a combatir el hambre y la pobreza humana”, anotó.
En respuesta a este tipo de afirmaciones, Bellolio argumentó que si se trata de esperar el turno, nunca llegaría el de los animales. “En primer lugar son personas que no hacen nada ni por los unos ni por los otros. Y cuando nos preocupamos por los animales, nos preocupamos por las personas porque están íntimamente relacionadas. La gente invisibiliza a los animales, sin embargo los lleva en sus zapatos”, dijo enérgica.
Mientras que, Boguña confesó que estos comentarios los escucha hace varios años. “Me preguntan que cómo es posible que recoja perros cuando hay muchos niños en la calle. Pero a ellos no los puedo recoger y traerlos a mi casa porque me causarían un problema legal. Los ayudo con comida y donaciones, pero yo hago algo por lo que creo. Así que tenemos dos opciones: nos cruzamos de brazos y criticamos mientras alguien hace algo por lo que cree o metemos las manos, y los hombros, y hacemos juntos una mejor sociedad”.