Acoso laboral prima en trabajadoras del hogar
Respeto e igualdad fueron las dos mayores exigencias de las trabajadoras remuneradas del hogar durante el foro ‘Violencia y acoso en el lugar de trabajo’, que se desarrolló ayer en las instalaciones de Ciespal.
“Nuestro trabajo merece la misma consideración que el resto porque además cuidamos lo más preciado de una persona que es su familia y su vivienda”, refirió Ana Lara, integrante de la Unión Nacional de Trabajadoras del hogar y afines (Untha).
Según Lenny Quiroz, presidenta de la Untha, en el país existen alrededor de 300.000 trabajadoras remuneradas del hogar, pero solo el 12,5% están afiliadas al IESS y muy pocas realizan denuncias al respecto.
“Aunque el Ministerio del Trabajo diga que están abiertos a receptar denuncias es necesario que busquen mecanismos para ayudarnos porque no siempre los abusos se pueden demostrar”.
De acuerdo a estudios desarrollados por Care Ecuador, el 80% de estas trabajadoras sufre acoso y violencia en sus empleos. “Mi patrono anterior, cuando no estaba su esposa, me acosaba y eso lo han vivido varias mujeres. Es hora de decir basta a estos abusos”, refirió Raquel Reyes.
Al respecto, Natalia Escobar, directora de políticas y normas del Ministerio del Trabajo, indicó que al momento se elabora el nuevo Código Laboral que tendrá un enfoque de género.
Recalcó que cualquier persona puede establecer la demanda de acoso y el inspector notificará a las partes el inicio del proceso. “Existen sanciones de hasta 20 salarios básicos unificados (SBU) y si no hay suficientes pruebas se archiva el caso. Además el afectado puede recurrir a instancias legales”, dijo.
Para Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres en Ecuador, el 50% de la fuerza laboral femenina está encargada de la conciliación, es decir en llevar en armonía la familia con el trabajo; mientras el 68% mantiene una ocupación no adecuada.
“Hay discriminación contra la mujer por la posibilidad de la maternidad, cuestionamiento que también debería hacerse al hombre porque será padre y debe compartir esa responsabilidad”. Reconoció avances en temas políticos, económicos y educativos, aunque solo el 25% ocupa cargos directivos.
“La violencia institucional afecta sobre todo a las mujeres y las obliga -muchas veces- a salir de sus lugares de trabajo”. (I)