La prevención es la primera alternativa para evitar trastornos
8 de cada 100 personas adictas logran rehabilitarse, según la OMS (Infografía)
La muerte de una adolescente de 13 años por sobredosis de cocaína y benzodiacepina impactó a las autoridades en octubre de 2012. La menor habría sido intoxicada al interior de un colegio particular en Guayaquil, por lo que luego de un mes, la institución fue intervenida por el Ministerio de Educación.
En 2013 surgieron más casos, como el de otra adolescente que fue hallada muerta en una vivienda en Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil, luego de haber reconocido que consumía estupefacientes.
Hace 2 semanas se hizo público un nuevo caso. Juan Elías de 13 años sufrió un paro cardiaco como consecuencia del síndrome de abstinencia que llegó a padecer tras consumir excesivamente la droga conocida como “H”, que es un compuesto entre heroína, veneno para ratas, cal, entre otros.
La Gobernación del Guayas y los ministerios de Salud e Inclusión Económica y Social ofrecieron dar asistencia integral a los familiares del adolescente y se comprometieron a impulsar la captura de los responsables de darle droga al menor fallecido, ya que al inicio habría sido ofrecida de manera gratuita en caramelos.
La cuarta Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas en Estudiantes que realizó el Consep en 2012 determinó que de 514.962 jóvenes, 927 podrían presentar problemas de abuso de droga.
Para los especialistas una cosa está clara: “en adicciones no existe curación”. Así lo asegura Judith Vintimilla, quien está a cargo de la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del Instituto de Neurociencias de Guayaquil.
“En adicciones existe recuperación o rehabilitación. Esta tasa en el mundo es muy baja. La OMS dice que de cada 100 personas que entran a un proceso sicoterapéutico solamente 8 se enganchan en la recuperación, el resto se queda en el camino”, señala Vintimilla.
Con lo que coincide el sicólogo clínico Rafael Mármol, quien afirma que la adicción a las sustancias sicoactivas es una enfermedad que puede ser comparada con la hepatitis, VIH o Sida, porque es incurable y solo se puede detener en ciertos períodos. “Con esta enfermedad (las adicciones) terminas en una cárcel, en un cementerio o en un hospital”, manifiesta.
Según Mármol, hay personas que logran salir de este estado de consumo y mantenerse en centros de tratamiento o en programas de autoayuda similares a alcohólicos anónimos o nicóticos anónimos.
Añade que hay drogas con efectos síquicos o sicológicos y otras, como la heroína, que tienen ambas consecuencias. “El deseo es abrumador por consumir las sustancias porque el usuario ya tiene un deterioro cerebral”, explica.
La jefa de la UCA sostiene que la efectividad del tratamiento depende de la persona que decida cambiar. Así menciona que de 398 pacientes atendidos desde 2012 solo el 17% ha logrado recuperarse.
Enfatiza que la principal tarea está enfocada en la prevención. “Debemos trabajar en prevención, no en un solo enfoque sino multidisciplinario. Diferentes organismos deben estar incluidos en este tema, sean gubernamentales o privados, para apoyar porque si no, no avanzamos”, enfatiza Vintimilla.
Menciona, además, que los padres deben tener definidos sus roles para dar disposición y orden en un ambiente en donde haya reglas y límites.
De su parte, Mármol manifiesta que los indicadores que puede presentar un joven adicto se reflejan en las miradas y las conductas esquivas que en algunos casos pueden inducir al suicidio, por lo que se recomienda a los padres tener control y vigilancia en dónde se encuentran sus hijos.
DATOS
El consumo de sustancias modifica las capacidades físicas, mentales y conductuales, independientemente de su grado de intoxicación.
El consumo frecuente puede tener importantes consecuencias, como por ejemplo la dependencia y los padecimientos del hígado que se presentan sin importar las circunstancias.
Las consecuencias sociales son diversas, dependiendo de la situación; es decir, varían según la cantidad ingerida, si se llega a la intoxicación, incluso si el consumo es regular o no.
La intoxicación aguda es un factor de riesgo importante. Puede provocar accidentes, violencia y problemas económicos.