Ventanillas es un sitio privilegiado para quienes gustan de observar el medio ambiente. Desde aquí se divisa el pueblo de San Antonio de Pichincha y en la dirección contraria, al volcán inactivo Sincholagua. Ubicada a 45 kilómetros de Quito, Ventanillas es calificada como una zona de amortiguamiento porque es la transición entre la ciudad y la naturaleza.

Cumple una función importante porque se encarga de proteger la biodiversidad de la Reserva Geobotánica Pululahua y disminuir gradualmente el impacto negativo de las actividades del hombre sobre el ambiente. Por estas cualidades particulares fue escogida para una jornada simbólica: 2.500 plantas nativas (pumamaqui, aliso, quishuar y arrayán) fueron sembradas.

Patricio Oña, quien trabaja hace 2 años como guardaparques en la reserva Pululahua, comenta que existen más de mil plantas, siendo la más representativa la orquídea, que tiene más de cien especies; también está la chilca, con 90 y las bromelias, con 40 variedades.

Patricio está acostumbrado a recibir turistas durante los fines de semana, pero hace 6 días no había visto tantos jóvenes y niños a la vez. Fue una ocasión especial porque los cientos de nuevos visitantes fueron los encargados de la reforestación del área. En la jornada también participaron los alumnos del Instituto Especial para Niños Ciegos y Sordos Mariana de Jesús.

A Nicole Lumbi no le importó ensuciar sus manos y su abrigo rosado con tierra mientras sembraba una planta. Aunque no pudo ver el tipo de especie que crecerá en los próximos 5 años, su ceguera no impidió que la pequeña disfrutara de la actividad y cultivara más de 3 plantas en compañía de sus profesoras. “Me gusta tocar el césped. Es la primera vez que siembro”, expresó Nicole.

David Vicarra, estudiante de la facultad de Filosofía de la Universidad Central, también acudió a la reforestación y guió a los pequeños con capacidades especiales durante la siembra. Incluso, para recordar ese momento, algunos de los colaboradores bautizaron con sus nombres a las plantas que sembraron.

Según comentaron los propietarios de algunos negocios aledaños, fue la primera vez que en Ventanillas se vio a tanta gente escalar las elevaciones para sembrar.

El guardabosques explica que la especie aliso crecerá primero y en 3 años tendrá 5 metros de alto. El pumamaqui es más lento y en ese mismo período alcanzará casi un metro y medio. Mientras que el quishuar -conocido como el árbol sagrado de los incas- también germinará más lento.

“Es importante la plantación mixta porque hay especies como el aliso que crecen más rápido y ayudan a dar sombra a otras. En todas las plantas se ha colocado hidrogel para ayudarlas a estar húmedas durante el verano”, indicó Patricio.