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Yambo no pierde su encanto

Los moradores de la comunidad Quijaló representan el tradicional baile del danzante, acompañados por el sonido de bombos y pingullos.
Los moradores de la comunidad Quijaló representan el tradicional baile del danzante, acompañados por el sonido de bombos y pingullos.
Foto: John Guevara / El Telégrafo
11 de junio de 2018 - 00:00 - Coralía Pérez

La impresionante vista de la ‘laguna encantada’, como se conoce a la de Yambo, es el principal atractivo para decenas de visitantes que diariamente hacen una pausa en sus viajes y disfrutan de este atractivo natural.

La mítica laguna de aguas verdosas se ubica en el límite de las provincias de Tungurahua y Cotopaxi, a un costado de la carretera Panamericana. Cubre una gran depresión geológica, por lo que alcanza una superficie de 1.100 metros de largo por 290 de ancho.

Hasta hace algunos meses, los turistas debían detenerse a la orilla de la carretera para admirar el paisaje desde un modesto mirador, que no ofrecía seguridad ni confort. Además, las posibilidades de comercio en la zona, que eran muy prometedoras por la afluencia de viajeros, se tornaban difíciles debido a las limitaciones de espacio e instalaciones.

David Viteri, turista quiteño, recuerda que estuvo en el lugar por última vez en 2013. “Era bonito, pero no daban ganas de volver. Parquearse era difícil y no había mayor cosa que hacer”, indica.

Ante ello, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas inició en 2016 la construcción de un parque lineal/mirador, que brinda a los foráneos todas las comodidades.

En el lugar, los pintores realizan exposiciones al aire libre de sus obras. Foto: John Guevara/et

Cerca de un millón de dólares se requirió para adecuar el espacio que cuenta con parqueaderos amplios, baterías sanitarias, sitios de descanso, además de 10 puestos para comerciantes. También permite exposiciones de pintura y  otras expresiones culturales como bailes tradicionales representados por la población de los pueblos aledaños.

Los músicos de la comunidad Quijaló, por ejemplo, acompañan con sus bombos y pingullos a los danzantes que bailan para compartir un poco de sus costumbres con los turistas presentes.

Héctor Gutiérrez, alcalde de Salcedo, destacó el aporte que representa esta construcción para el desarrollo de la economía de las 2 provincias. El espacio pasará a manos del Gobierno Autónomo Descentralizado de Salcedo una vez que la obra concluya totalmente. La instalación de energía eléctrica aún está pendiente.

Para él, este espacio permitirá que los comerciantes tengan lugares seguros donde desarrollar sus actividades. Especialmente los vendedores de Salcedo, que vieron limitado su negocio de expendio de helados debido a la construcción del paso lateral. Adicionalmente, el nuevo parque cuenta con carteles informativos que ofrecen a los visitantes mayores datos técnicos e históricos de la zona.

Y es que además del hermoso paisaje, las leyendas que se cuentan sobre esta laguna la hacen más atractiva.

El sector donde se ubica goza de una gran riqueza histórica ya que fue donde se asentaron los Paeces, una rama de los pueblos Panzaleos. En el cerro de Tamboloma se encuentran aún restos de cerámica preincaica.

Además, su origen aún es incierto. Manuel Quishpe, presidente de la comunidad Quijaló, cuenta que las leyendas afirman que este sector antes era un valle. Un día, un inca decidió llevar una campana de oro desde el Reino de Quito a lo que ahora es Ambato, pero como esta era muy pesada quienes la transportaban decidieron tomar un descanso en este lugar. A la mañana siguiente la campana amaneció en medio de un charco de lodo.

Cuando trataron de subirla, el resbaladizo lodo lo impidió y el inca se fue hundiendo con ella. A partir de ese día este sitio empezó a llenarse el agua.

Otra de las fábulas que se cuentan se refiere a un accidente ferroviario. Junto a la laguna se puede observar los serpenteantes rieles del tren que antiguamente servía como principal medio de transporte.

Una de las versiones de la historia asegura que un tren lleno de montoneros, que apoyaban la Revolución de Eloy Alfaro, se descarriló en ese sector. Ninguno de los pasajeros sobrevivió. A partir de ello, cuando el reloj marca las 00:00, se escucha como si un pesado tren se acercara, pero nunca llega.

Estas y otras historias se pueden conocer durante un viaje en lancha o mientras se realiza una caminata por el sector, que  también ofrece la posibilidad de observar aves, realizar cabalgatas y degustar la gastronomía típica de la zona. En la parte baja de la laguna varios operadores turísticos ofrecen estos servicios. (I)

El mirador permite a los foráneos observar los paisajes y la cordillera. Foto: John Guevara/et

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