Moda y Belleza
Una lupa sobre los pies y en los tipos de zapatos
Las frecuentes caídas que sufren algunos alumnos de ambos sexos en los patios o en los pasillos de sus establecimientos educativos, no siempre son un accidente.
Es posible que ocurran por dos causas: una, el no usar el calzado adecuado y otra, las alteraciones en la estructura del pie.
Gilbert Sotomayor Alvear, traumatólogo y ortopedista especializado en tumores en músculos y genéticos, explicó que los padres de familia deben fijarse, desde el nacimiento de sus hijos, si es que tienen o no alteraciones en estas extremidades.
En caso de observarse anomalías, manifestó el galeno, es necesario actuar lo más pronto posible con el objeto de actuar y evitar problemas futuros.
“El pie es una estructura tridimensional que tiene tres puntos de apoyo. Estos son: el calcáneo o parte posterior (talón), el de la cabeza del primer metatarsiano (dedo gordo) y el de la cabeza del quinto metatarsiano (dedo más pequeño). Estos son como un taburete. Si se altera uno, el niño o niña va a tener inconvenientes en la pisada”.
Sotomayor, especializado en el hospital de la Santa Casa de Sao Paulo (Brasil), añadió que cuando uno de estos puntos no está bien, el estudiante va a sufrir constantes caídas o el zapato se desgastará solo de un lado.
Explicó que una extremidad inferior puede presentar tres tipos de alteraciones: el pie plano (disminución de la altura de la bóveda plantal; el pie cavo (aumento de la altura de la bóveda); y el pie equinovaro (una desviación).
“Si se detecta a tiempo cualquiera de esas anomalías se la corregirá sin tener que apelar a la cirugía”, acotó.
Para modificar el pie plano, indicó, existen plantillas en el mercado a diferentes costos. Sin embargo, Sotomayor hizo hincapié en que la adquisición debe darse bajo una medida otorgada por un médico autorizado. “De no hacerlo con la prescripción de un facultativo, solo podría complicar la vida del chico o chica”, sostuvo.
El galeno de 60 años, treinta de ellos dedicado a la traumatología y ortopedia, al referirse al tipo de calzado que deben usar los alumnos que ingresarán a clases la próxima semana puntualizó: “debe ser de base ancha, blando en cuanto al sostén y dorso del pie, pero fuerte en la zona del talón o de la base”.
Respecto al tipo de suela, recomendó que sea antideslizante. Exhortó a los padres de familia para que a la hora de comprar los zapatos se cercioren con los vendedores o los dueños del almacén de que tenga esa característica.
“No deben ser puntudos. La mayoría de las deformidades como los juanetes son adquiridas. Se dan por el uso inadecuado de zapatos”, precisó.
Sotomayor, quien formó parte de los departamentos de traumatología en diferentes clínicas y hospitales de Guayaquil, se refirió también a los casos cuando el zapato le queda grande al pequeño o pequeña, o los cordones son amarrados con mucha fuerza.
“Hay riesgos tanto al quedar muy flojos, como cuando están excesivamente apretados. En el primer caso puede provocar lesiones en los extremos del pie y en los puntos de apoyo. Y en el otro, al apretar demasiado al empeine se corre el riesgo de sufrir una tendinitis”.
El traumatólogo y ortopedista, Gustavo Peralta Cortez, coincide con Sotomayor en que los controles que se les debe hacer a los pies son a temprana edad.
Desde su óptica, el zapato varía en los pequeños de acuerdo con la actividad que vayan a realizar, así como los juegos que practiquen.
“A los siete años del menor, el calzado debe tener buenas hormas que un ortopedista evaluará a fin de establecer si requiere o no de ayuda”, acotó.
Desde esa edad, subrayó, hasta los 14 años, la forma del pie tendría que mantenerse y ya después de ese periodo no se necesita de alguna intervención del médico.
En cuanto al modelo adecuado para los estudiantes, concuerda con su colega de que sea ancho en la punta, pero agregó: “es preferible de cordones”.
Esto último para que en los casos de las extremidades inferiores con el empeine ancho, esta se ajuste al calzado sin mayores problemas.
“El material que cubre íntegramente al pie tiene que ser resistente al agua. Además de poseer una constitución fuerte para absorber cualquier golpe o choque”, aseveró
Peralta, con un posgrado en Medicina del Deporte, cree que la suela adecuada para quienes correrán por canchas, patios, salones y pasillos es la antideslizante de orugas. Asimismo sugirió que para corregir ciertas deformidades es recomendable la práctica del patinaje o de la natación. (I)
Cuidados
Es recomendable que los zapatos no tengan punta, ya que a la larga provocará la aparición de juanetes y malformaciones en la extremidad.
Las suelas antideslizantes pueden ser de pupillos, de orugas o planas. La recomendada para sus hijos dependerá de los sitios donde vayan a pisar diariamente.
No es sano para el pie apretar en exceso los cordones, pues podrían causar una tendinitis. (I)