Destinos
La ciudad escondida entre volcanes
A una altura de 2.754 msnm y en el centro del país se ubica Riobamba, una ciudad caracterizada por su planicie, sus calles anchas y un casco colonial que permite apreciar la arquitectura de antaño.
“Nuestra bella ciudad tiene mucho que ofrecer, especialmente durante abril, cuando llegan personas de todas partes y se van impresionadas y con muchas ganas de regresar. Sin duda somos una opción turística importante y así es como siempre queremos estar”, indicó Napoleón Cadena, alcalde de Riobamba. Desde cualquier parte de esta urbe se aprecian con facilidad los volcanes que la rodean, como el Chimborazo, El Altar, el Tungurahua y el Carihuairazo.
Sus atractivos naturales, sus tradiciones, costumbres y la gastronomía han hecho que Riobamba se considere uno de los sitios apetecidos por turistas nacionales y extranjeros.
Entre ellos el casco urbano de la “Sultana de los Andes” en el cual los visitantes pueden recorrer por las más de 400 viviendas patrimoniales y revivir la historia de Riobamba.
Allí se puede apreciar los años de apogeo económico y político, las casas se mantienen intactas y forman parte del patrimonio de la ciudad, al igual que sus parques.
Entre ellos está el Sucre, que se asienta en el centro de la capital chimboracense y en el cual se aprecia la pileta de Neptuno que fue colocada en 1913 al inaugurarse el sistema de agua potable.
En este mismo espacio se hallan museos que relatan la vida de los primeros habitantes cuyas obras y pensamientos fueron plasmados en pinturas, objetos y artículos que son expuestos al público.
Uno de estos es el museo religioso de las Madres Conceptas, que abrió sus puertas hace 39 años con 200 piezas de las cuales el 90% fue traído de la antigua ciudad de Riobamba, que quedó destruida en 1797 por un terremoto.
“Es impactante para muchos observar fragmentos de lo que fue nuestro pasado; todo está inmaculado. Cerca de 200 a 300 personas por semana llegan a conocer más sobre la urbe a través de estas piezas”, indicó José Sopla, guía del museo.
En el centro también se puede evidenciar el comercio y el motor económico que mueve a sus 225.754 habitantes; varias tiendas, almacenes bares, instituciones públicas, privadas y mercados son las fuentes de trabajo.
En los mercados resalta el de La Merced, en el cual se puede encontrar el “famoso” hornado. “No puede llegar a Riobamba y no probar esa delicia. Desde que un visitante entra en el área de comida le suben la autoestima: le tratan de ‘guapo’, ‘lindo’ y le ponen un sinnúmero de títulos, es una tradición”, señaló la comerciante María Gualpa.
A pocas cuadras de este lugar se encuentra la estación del tren, un lugar añorado por quienes buscan viajar sobre ruedas a destinos cercanos, como el nevado Chimborazo.
“Mi familia me invitó a conocer el tren, me encantó escuchar el sonido que produce, sigue cautivando a todos porque al pasar lo miran e incluso se saluda con quienes ni se conoce y se atraviesa por toda la ciudad. Fue un sueño subirse”, indicó Leslie Tamayo, turista quiteña.
Sin embargo, Riobamba y sus 11 parroquias rurales tienen más que ofrecer al visitante, desde miradores naturales, ubicados en la parroquia Cacha y Licán, desde los cuales se observa a la “Sultana” en toda su plenitud; hasta caminatas por senderos señalizados que conducen a los lugares más hermosos, que parecen extraídos de una fotografía. “En nuestra comunidad La Moya, de la parroquia San Juan, pueden pasar tiempo entre nuestra gente, dar de comer a las llamas, alpacas, vivir experiencias inolvidables”, señaló Juan Paca, habitante de la Moya.
En la misma parroquia, los comuneros se unieron y formaron una asociación dedicada al turismo comunitario, en la que ofrecen cabalgatas hasta el templo Machay que se ubica a un costado del nevado Chimborazo.
“Quienes gustan de este tipo de atracciones se hospedan en nuestra Casa Cóndor, donde son atendidos por nuestra gente y en la mañana partimos hacia uno de los templos más antiguos en donde se hacían sacrificios al Sol”, manifestó Pedro Quinzo, habitante de la zona.
“Cascadas, hermosos paisajes, viajes en tren, nuestra gente, la gastronomía... hay tanto de dónde escoger. Es tierra privilegiada”, acotó el alcalde Cadena. (I)
El turismo religioso es otro de los atractivos de esta ciudad andina. Quienes la visitan suelen acudir a museos y templos para conocer mucho más sobre la urbe. Foto: Elizabeth Maggi / SD