Historia
¿Dónde se asentó por primera vez Guayaquil?
En ningún lugar de las actas de fundación de la ciudad que nació en Riobamba, en 1534, los españoles hablan de Guayaquil. El registrador Gonzalo Díaz describe, mientras funda, a la que actualmente es la ciudad más poblada del país, como Santiago. A veces la llama Santiago de Quito, porque se fundó en esa provincia. Siempre igual. Guayaquil, entonces, no tenía nombre.
Historiadores como Miguel Aspiazu Carbo en 1970, en un intento por explicar la historia de los traslados habla de “las fundaciones de Guayaquil”. Aspiazu considera que la comisión que se formó en 1929 para presentar un informe al Municipio de Guayaquil carecía de documentación y con ello desestimó lo que él reconoce como nuevas “fundaciones”. Así se refiere a los posibles traslados de Santiago a destinos como Charapotó, Boca de Yaguachi, Estero de Dimas, Lominchao, Boca de Baba, Paso del Inca, Babahoyo Viejo y Amay.
Pero Aspiazu no ahonda demasiado en que más allá de que no se considera fundaciones a los nuevos asentamientos, pues el acto administrativo fue uno solo y no se repitió en otros lugares, el nombre de la ciudad surgiría de uno de estos y sería posterior a 1537.
El arqueólogo José Chancay dijo que el origen del nombre de la ciudad de Guayaquil planteada por los encomendados de la corona española, no está claro. Aún no se han hecho las investigaciones arqueológicas necesarias para reconocer en estos territorios de la cuenca baja del río Guayas el nombre que recibió la ciudad en el transcurso de sus traslados.
De acuerdo con Chancay, hay varias posibilidades para reconocer los primeros asentamientos de la ciudad, los cuales, finalmente, darían origen al nombre que recibe actualmente. Entre ellos se encuentra el camino de Yaguachi Viejo, actualmente conocido como Jerusalem. De este sitio habló la historiadora Dora León, como el primer asentamiento. Allí, donde según los cronistas de indias confluyen los ríos Bulubulu y Yaguachi, hay un conjunto de tolas, esas elevaciones en medio de la planicie, donde los primeros habitantes de la zona construyeron montículos de tierra para vivir y protegerse de los desbordamientos de los ríos y, al mismo tiempo, como lugares para enterrar a sus ancestros.
En la cuenca baja del Guayas existen 546 bienes arqueológicos, según el inventario del Instituto Nacional de Patrimonio (INPC). Al entrar con un mapa y la activación de GPS en búsqueda de estos bienes, no hay señalética que anticipen su ubicación, a pesar de ser Patrimonio Cultural de la Nación. “Dicen que en esos lugares se asentaron nuestros antepasados, pero yo con la arqueología no me meto”, dice Manuel, un trabajador de la vía a Yaguachi que reside hace más de 50 años en la zona.
Allí, donde posiblemente estuvieron los primeros asentamientos de la ciudad no se han realizado estudios arqueológicos profundos que permitan, finalmente, hacer lo que reclamó Aspiazu: tener la documentación adecuada para pronunciarse sobre los traslados de la ciudad y con ello dar con el origen de su nombre.
En cambio, sí se han destinado fondos para levantar monumentos al mito de Guayas y Quil, una versión de la existencia del cacique Guayaquile, a quien derribaron los españoles. La existencia de Guayaquile es una versión que surge de las investigaciones de León y con ello alude una explicación al nombre a la ciudad, pero no queda claro cuando ella misma afirma que “solo quedaría la duda de que si es el cacique que dio su nombre al pueblo o viceversa”. León deja abierta la posibilidad de que el nombre sea un topónimo y no la identidad del cacique.
En el 2000, antes de que se construyeran los túneles que enlazan el centro de la ciudad con el norte, en las faldas del cerro Santa Ana, el INPC hizo excavaciones arqueológicas. Con estas se propusieron comprender el “emplazamiento hispano, desde la perspectiva de la conquista y pacificación de la cuenca del Guayas, o sistema fluvial del río de Guayaquil, llamada Culata en el contexto colonial”. Otro objetivo fue “confrontar datos históricos existentes sobre la Fundación de Guayaquil, con los hallazgos que se produzcan en la presente investigación y así determinar si fueron los grupos étnicos Chonos o Guancavilcas, los que mayoritariamente poblaron la región”.
En dichos estudios, los resultados describen bienes arqueológicos de las embocaduras de entrada y salida norte y sur de los túneles. “Son sitios multicomponentes y alterados, con información residual sobre los periodos colonial y republicano temprano”, dice el informe.
Se encuentran instrumentos empleados durante la colonia. Entre los elementos encontrados se distinguen los cambios de época, de utensilios. También se registran instrumentos que quedaron como restos del incendio grande que destrozó la ciudad, el 5 y 6 de octubre de 1896. Se revelan los “despojos de casas de madera y caña y cubierta de tejas, unas sobre el suelo y otras con planta alta, que dan restos indicativos del estatus económico de la gente”.
En el informe del INPC, no divulgado lo suficiente, se habla de evidencias de la convivencia entre hispanos y aborígenes. Estos últimos, habitaron la zona hace 500 a.C. y moraron los cerros desde el desarrollo regional tardío. Estudios como este, los relatos y las hipótesis de los historiadores son solo pistas sobre el nombre de la ciudad. (I)
En la zona de Jerusalem, en la vía a Yaguachi, hay una serie de tolas ubicadas en el polígono donde, según Dora León, estuvo el primer asentamiento. Foto: Lylibeth Coloma / EL TELÉGRAFO
DATOS
En el acta de Fundación de Santiago, transcrita por el historiador Miguel Aspiazu Carbo, se nombra a la ciudad como Santiago de la Provincia de Quito.
En ningún momento se habla de Guayaquil, sino hasta 1537, cuando se realizan los primeros traslados.
La historiadora Dora León transcribió un documento en el cual constaría la existencia del cacique Guayaquile; sin embargo, ella misma resalta que no se sabe si el cacique dio su nombre al pueblo o viceversa. (I)