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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La actitud y liderazgo, claves contra el estrés

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La mayoría de los días, Karina Vizueta Montoya (43 años) se sentía enferma. “Tenía migraña, gastritis y pasaba desanimada”.

Era una situación que le ocurría con más frecuencia en su sitio de labores, donde desempeñó actividades administrativas relacionadas con compras e inventarios, en el área de bodega, durante 16 años. “Mi trabajo no me llenaba, por mucho que me gustaba lo que hacía. Tal vez era el ambiente”.

En casa, el trato con sus padres y hermanos era distante. “Me levantaba de mal humor. No había una buena relación familiar porque cuando uno se siente así, no llega a las personas”.

Convencida de que padecía un alto nivel de estrés, que afectaba a su salud, sintió que debía tomar una decisión y renunció a su empleo. “Se fueron mis enfermedades. Lo que me faltaba era salud emocional. Ahora tengo más tiempo para mí y mi familia”.

Desde hace cinco años, Karina tiene su empresa de asesoría en seguridad, salud ocupacional y temas organizacionales orientados a que las empresas ayuden a los empleados a conocer sus políticas cambiando conductas dictatoriales. En su trabajo no había integración. “Los jefes no motivaban mucho a los empleados y seguían el modelo vertical de únicamente dar órdenes”.

Ornella Schwarz, psicóloga responsable de salud mental del distrito 2 del Ministerio de Salud Pública (MSP), explica que el estrés es una reacción que actúa como un mecanismo de defensa frente a una situación que nos incomoda y que puede resultar amenazante. Se presenta en el ámbito laboral -con más frecuencia- y familiar. Si no se atiende, se canaliza como fobia.

En el trabajo ocurre por situación de intimidación (mobbing) y por la carga laboral que afecta a nivel fisiológico. “Empezamos a responder con enfermedades como hipertensión, agotamiento mental, menos actividad física y ese rechazo de no querer ir a la jornada laboral”.

Otras patologías relacionadas con estrés crónico son: diabetes, obesidad, depresión o ansiedad, según el Anuario de Camas y Egresos Hospitalarios 2016 del INEC.

A nivel familiar, el estrés se presenta en cualquiera de los integrantes del hogar por diversos factores. Las víctimas de violencia sexual, física, psicológica y por consumo de sustancias psicotrópicas son los casos más frecuentes que atiende la especialista.

No obstante, también las carencias económicas, el desempleo, la carga de responsabilidad en el hogar pueden afectar. “Los padres se basan más en la producción. Las madres se vinculan más con el rol familiar y, además de trabajar, deben supervisar tareas y lidiar con hijos en situaciones de conflicto”.

En 2016 se atendieron 1.178  trastornos de tres tipos: neuróticos, relacionados con estrés y somatomorfos, según datos del INEC. La cifra aumentó ese año, frente a los 1.127 de 2015. Pichincha, con 325, fue la provincia donde hubo mayor número de casos; le siguen Guayas con 238, Tungurahua con 133, Azuay con 63 y Manabí con 57.

Las cifras de este año señalan que es una problemática más presente en las mujeres, con 688 casos, frente a los 490 en hombres. Es un estado que, aunque en menor número, también se evidencia en niños, pues se atendieron 7 casos de reacción al estrés grave y trastornos de adaptación en menores de 14 años.

La Organización Panamericana de la Salud (OMS) indica que el estrés puede llevar a disfunciones físicas, mentales y sociales; incluso daña la salud, merma la productividad y círculos familiares y sociales.

¿Cómo llegar a un punto de equilibrio para evitar ser víctima del estrés? Galo Salazar, coach ontológico y especialista en salud ocupacional, sugiere que los empleadores se preocupen más por su personal. “No es solo que llegue y cumpla, sino conversar. Un trabajador se sentirá contento si su jefe inmediato le pregunta cómo está”.

Él sugiere practicar la teoría del ‘salario emocional’, como incentivo a los empleados. “Que te digan que eres excelente, que hiciste un buen trabajo. Es un acto tan sencillo que te eleva y hace sentir bien”.

El coach colombiano Lewin Triviño dice que la implementación del ‘salario emocional’ en Colombia elevó a 75% el sentido de pertenencia de los colaboradores hacia la empresa donde trabajaban. “El líder de más alto rango escucha a las personas de su equipo de trabajo, se pone al mismo nivel de ellos y les pide sus opiniones”.

Sin embargo, considera que las personas también deben hacer sus actividades con pasión y compromiso. “La gente no da su 100%. Hay que tener buena actitud porque es la multiplicadora de todas las habilidades y conocimientos”.

Ambos coinciden en la falta de liderazgo en los altos cargos. “La diferencia entre un jefe y un líder es que el primero solo da órdenes  como un capataz. El último te invita a participar y a ejecutar juntos los proyectos”.

Salazar recomienda llevar una vida tranquila desde los cimientos del hogar. “Para pelear se necesitan dos personas y en casa empieza todo. Si sales bien, estás bien en tu trabajo, de lo contrario no. Hay que alcanzar la armonía en el hogar para que los integrantes de la familia se respeten”.

La psicóloga Schwarz señala que muchos padres asumen ese rol y se anulan como individuos. Para obtener salud mental sugiere realizar deportes y actividades recreativas en un buen entorno. (I)

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