Jorge Canelos (55) hace cinco años perdió la movilidad de sus miembros inferiores a causa de una caída, mientras construía su casa. Él vive en la comunidad indígena achuar de Sharamentsa, en la selva amazónica de Pastaza, que limita con Perú. Requiere fisioterapia y además debe tratar su diabetes.

Desde su comunidad hacia el Hospital General de Puyo y viceversa viaja en avioneta, a través del convenio que mantiene el Ministerio de Salud Pública (MSP) con la Corporación Alas de Socorro del Ecuador, mediante el cual no debe cancelar el viaje para recibir atención médica.    

Jorge explica que si no contara con este servicio debería viajar en canoa durante cinco días o fletar el vuelo para cinco personas por alrededor de $450.

Cada vez que Jorge llega a esta casa de salud se aloja en el albergue dispuesto para este servicio, en el que se brinda alimentación y servicio de lavandería para él y un acompañante.

Allí es recibido por Luis Alberto Vargas (38), quien labora como gestor de salud, para facilitar la atención de los pacientes que no hablan español y necesitan de un traductor.

Hasta este hospital acuden regularmente pacientes de las siete nacionalidades indígenas amazónicas: Shuar, Achuar, Kichua, Zápara, Andoa, Shiwiar y Waorani.

Luis Alberto Vargas se relaciona con ellos gracias a las lenguas que aprendió de su madre (quichua), padre (achuar) y de cuando laboró como maestro en varios sectores del Oriente.  

“Acompañamos a los pacientes a las salas de hospitalización, emergencia, consulta externa y donde necesiten. Ellos me explican dónde les duele, cuándo pasó y todo lo que necesita saber el doctor para que les pueda chequear y luego les explico el tratamiento que el médico recomienda”, comenta el gestor de salud, quien además coordina, mediante la radio, el regreso de las personas hacia su comunidad.

Esta área es usada por alrededor de 150 pacientes al mes. Años atrás, cuando recibió tratamiento a sus afecciones, lo hizo en el antiguo hospital de Puyo, que hoy se encuentra deshabilitado.

Ahora que Jorge es atendido en la nueva casa de salud reconoce que es “más agradable y tiene mejores servicios y equipos”.

De hecho, la infraestructura y el equipamiento han tenido una transformación radical. El Hospital General Puyo fue inaugurado en febrero de 2013 a un costo de $ 35,2 millones y beneficia a 89.900 personas. Se encuentra en la provincia de mayor extensión del país, que posee 29.520 kilómetros cuadrados.

La casa de salud está construida en una extensión de 14.000 metros cuadrados, y cuenta con capacidad para 125 camas. En ella laboran 274 profesionales de la salud. Brinda atención en 17 especialidades (traumatología, dermatología, patología clínica, imagenología, rehabilitación, emergenciología, nefrología, terapia intensiva, a más de las especialidades básicas).  

Este hospital reemplaza al anterior, que estaba edificado en un terreno de 4.200 metros cuadrados y poseía una capacidad de 25 camas.

Allí laboraban 119 profesionales de la salud y contaba con cuatro especialidades básicas (medicina interna, gineco-obstetricia, pediatría y cirugía general).

Pedro Bedón, director médico asistencial del Hospital General Puyo, indica que esta casa de salud “es un orgullo para la Amazonía”.

Allí al mes se realizan 300 tomografías, entre 250 y 300 cirugías, y 4.000 consultas. “Recibimos pacientes de Macas, Tena y Baños; nos estamos convirtiendo en un punto de referencia regional”, comenta Bedón.

Cuentan con 9 máquinas para diálisis y equipos de fluoroscopio, mamógrafo, tomógrafo, ecógrafo y rayos x; además tienen los servicios de laboratorio clínico, farmacia, albergue, morgue y disponen de un helipuerto.

Bedón manifiesta que muchos de los especialistas que atienden allí se integraron a través del Plan Ecuador Saludable Vuelvo Por Ti, que invita a profesionales nacionales y extranjeros a laborar en sectores donde se necesita suplir la falta de personal calificado.

Así, por ejemplo, se contrató a especialistas para las áreas de cardiología, alergología, fisiatría, imagenología y traumatología.