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El valle del Yunguilla también esconde una ciudad de piedra

Varias hosterías se han ubicado a lo largo y ancho del cantón Santa Isabel, en especial en la parte del Valle de Yunguilla donde los turistas llegan a vacacionar cada fin de semana.
Varias hosterías se han ubicado a lo largo y ancho del cantón Santa Isabel, en especial en la parte del Valle de Yunguilla donde los turistas llegan a vacacionar cada fin de semana.
Fernando Machado/ ET
23 de octubre de 2019 - 00:00 - Redacción Ecuador Regional

A 72 kilómetros de Cuenca está el sector más buscado por los vacacionistas de Azuay, se trata de Santa Isabel, por ende también los valles del Yunguilla y Jubones.

Aquí el clima es variado. Existen sectores con temperaturas que bordean los 17 grados centígrados, como la parroquia Asunción y otros como el Valle del Jubones, que alcanzan hasta los 27 grados en días soleados.

El cantón Santa Isabel está ubicado en la zona suroeste de Azuay, en la cuenca media del río Jubones, cuyas aguas cruzan de norte a sur el valle de Yunguilla y desemboca en el océano Pacífico.

En el pasado fue asiento de culturas cañaris e incas. La zona es conocida también como: Chaguarurco o Chahuarurco, que significa cerro de pencas o cabuyas. (Chaguar=penco; urco=cerro).

Fue parroquia de Girón hasta el 20 de enero de 1945, cuando se convirtió en cantón y cambió el nombre a Santa Isabel. Entre las fiestas más importantes está la cívica el 20 de enero y la religiosa el 24 de septiembre en honor a la Virgen de las Mercedes, que se le atribuye protección de los bombardeos peruanos, en 1941.

La cabecera cantonal está enclavada en la parte alta del valle, desde donde se divisa todos los sectores que le rodean. A una hora de este cantón está el sitio denominado Carachula o Ciudad de Piedra, ubicado a 3.000 metros sobre el nivel del mar.

Hay dos vías para llegar a este lugar. La primera, por el cantón San Fernando-Pedernales Frío; y la segunda, por el cantón Santa Isabel, límite con la provincia de El Oro,  hasta la parroquia Shaglli y de allí al lugar de las piedras, donde se encuentran formaciones rocosas que simulan a una ciudad perdida.

Al utilizar el trayecto por San Fernando se tarda tres horas, entre caminar y usar  vehículo. Al llegar se ve las grandes rocas, unas que tienen forma de animales, de caras humanas o de una ciudad con grandes edificios.

Existe una piedra en forma de jarrón que es la primera en ser explorada. Esta formación tiene unos seis metros de largo aproximadamente y su forma fue moldeada con el paso de los años.

Para recorrer este sitio es importante tener guía para conocer la mayor parte de formaciones. La temperatura aquí fluctúa entre los 19 y 20 grados promedio y está considerada por los habitantes del sector como la zona más visitada de Azuay.

Pese al desarrollo turístico, el sector conserva los viejos caminos que conducen a lejanos poblados como Sulupali, La Unión, Pata Pata, donde sus habitantes viven de la agricultura y ganadería.

En el sector hay otros poblados donde también se han afincado cuencanos y han levantado casas vacacionales.

Para llegar al valle de Yunguilla hay que pasar la parroquia Tarqui y el cantón Girón.

La zona, como dice  Jorge Ortega, habitante del lugar, ha sido bendecida ya que posee uno de los climas más hermosos de la provincia.

En la entrada a La Unión hay decenas de puestos de venta de comida preparada: desde mariscos hasta platos típicos. “Los pollos son los más ricos”, dice Carla Torres, una cuencana que frecuenta este sector.

También están los lugares de venta del famoso mapanagua. “Un vaso para este calor no cae mal”, indica con una sonrisa Pedro Fárez. Esta bebida se compone de jugo de caña de azúcar, limón y hielo.

En la entrada a La Unión se observa un trapiche, de los pocos que quedan en este cantón. Halado por caballos exprime la caña, cuyo jugo se fermenta y convierte en alcohol artesanal.

Desde la parte alta se divisa todo el valle, su producción y sus ríos. Las aguas del Rircay son aprovechadas para el regadío, aunque están contaminadas por la minería, comenta Carlos Toledo, habitante de Jubones.

Los ríos forman playas que los fines de semana o durante las fiestas del carnaval se transforman en balnearios de agua dulce. (I) 

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