La remodelación de la plaza San Francisco ha originado cuestionamientos. Varias sugerencias ciudadanas hubo al último proyecto presentado el anterior 6 de agosto y elaborado por la Dirección de Áreas Históricas de la Municipalidad.

Los integrantes de varias organizaciones, entre ellos: Wilson Herdoíza, vicepresidente  de la Organización Consultora de la Unesco en temas patrimoniales Categoría A; Antonela Fustillos, secretaria ejecutiva Icomos-Ecuador; Oswaldo Páez, miembro del Icomos-Ecuador; y Bianca Ottolenghi Geller, secretaria ejecutiva para América Latina de la Red Alvar, organización especializada en temas patrimoniales, entre otros, firmaron un comunicado señalando que se está atentando contra la horizontalidad de la plaza.

Expresaron también que San Francisco es un espacio que ha mantenido las características anotadas desde hace siglos, siendo un lugar cargado de sentidos patrimoniales intangibles y tangibles, y que es obligación legal del Municipio de Cuenca cuidar ese bien y que las intervenciones en el lugar deben apuntar a fortalecer las características inherentes a este sitio.

Indicaron en el comunicado que el proyecto municipal “atenta contra la horizontalidad del lugar y la trama urbana-patrimonial al pretender construir dos pisos de parqueaderos subterráneos y un centro comercial igualmente soterrado que eliminarían la plaza, incluyendo elementos nocivos y extraños, como son las entradas a los parqueaderos y al centro comercial”.

Además, señalaron que el proyecto municipal se inscribe en “las corrientes privatizadoras del espacio público, puesto que piensa lucrar de los estacionamientos y de los locales comerciales que esperan construir en ese espacio”.

Ante esta situación convocaron a la comunidad cuencana e internacional a desarrollar iniciativas para establecer varios aspectos, como conseguir que el Municipio de Cuenca archive el mencionado proyecto y dijeron que es importante que se emprenda  la recuperación de la plaza San Francisco, manteniendo su inserción en la trama urbana, respetando la horizontalidad y limpieza de este espacio, así como la materialidad (piedra) tradicionalmente usada en el centro histórico de la ciudad patrimonial.

Manifestaron que los vendedores que ahora la ocupan, lo sigan haciendo, en especial aquellos ligados al comercio de productos artesanales y vinculados al patrimonio inmaterial, pero de acuerdo a un horario y un calendario (ocho horas diarias y cinco días a la semana) y utilizando para sus actividades equipamientos muebles. “Los vendedores de objetos industriales, utensilios enlozados y de aluminio, zapatos, juguetes de plástico, ropa, etc., sean reubicados en el Pasaje Sojos y en una de las edificaciones que la Municipalidad subutiliza en la calle Torres”.

Esperamos, dijeron, que la Municipalidad acate lo dispuesto por el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización y por las cartas internacionales de la Unesco y el Icomos, es decir, que  se respete lo que de modo explícito se refiere al tratamiento y mantenimiento de los sitios y áreas de valor cultural excepcional, como es la plaza San Francisco de Cuenca y, “de esta forma, dicho espacio, inmerso en el área monumental del centro histórico de la ciudad, no sea intervenida con obras que producirían al lugar daños irreversibles”.

Por su parte, Jorge Benavides, profesor universitario en arquitectura, residente en Sevilla-España, pero cuencano de nacimiento, señaló que no existen razones en Ecuador, y por lo tanto en Cuenca, para que la propuesta de intervención en un espacio público no produzca una discusión -incluso- enconada. “Está de moda privatizar los espacios públicos. En Sevilla, la plaza que ahora la gente llama de las Setas (antigua Encarnación), ubicada en pleno centro, es un ejemplo. Con el 60% de dinero público de los $ 120 millones que ha costado su intervención, la empresa privada que puso el resto se ha quedado con el derecho a gestionar y obtener todos los ingresos de la edificación durante 40 años: centro comercial, terraza mirador, restaurante y museo”, comentó.

El actual proyecto espera que la Comisión encargada de las Áreas Patrimoniales dé el visto bueno para iniciar la construcción, que durará 180 días y cuyo costo alcanza los $ 8 millones.