Durante la semana anterior un venado fue rescatado de una vivienda ubicada en el sector de la Feria Libre. Los propietarios del domicilio, quienes indicaron que habían encontrado al animal, lo tenían amarrado y lo alimentaban con maíz.

Este es tan solo uno de los más de 70 rescates que ha realizado la Comisión de Gestión de Riesgo del Municipio de Cuenca, en el cantón, en lo que va del año. Durante el 2013, un total de 113 animales fueron decomisados, según Danilo Mejía, técnico de la CGA (Comisión de Gestión Ambiental).

Los ejemplares decomisados pertenecen a más de 20 especies silvestres entre aves, mamíferos, reptiles y anfibios que han sido encontrados en viviendas de la urbe donde permanecían amarrados o enjaulados, dijo el técnico.

Según Mejía, en la mayoría de los casos la personas tenían a estos animales como mascotas, indicó que incluso, a las aves, para evitar que vuelen, les cortaban las alas. “Muchos de ellos, por el mismo hecho de estar enjaulados, están sumamente estresados”, dijo.

De acuerdo con el técnico, del 100% de especímenes que son decomisados, el 50% no puede ser reinsertado en su hábitat natural, debido a que han sido domesticados y, en otros casos, se trata de especies provenientes de otros lugares.  

“Muchos de los animales que nosotros decomisamos nos son del país, en especial las aves, y tenemos ese problema de que no hay como liberar a todos, porque no sabemos si esa especie es necesaria en ciertos sitios”, explicó Mejía, acotando que para eso es necesario realizar análisis previos.

Xavier Espinoza, director de la CGD, indicó que los animales que no pueden ser devueltos a sus hábitat son llevados, luego de una etapa de cuarentena y desparasitación, a centros de manejo de vida silvestre del cantón como el zoológico y bioparque Amaru, el refugio Yurak Allpa, al centro de rescate de aves de Pumapungo y el centro de la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca (EMAC).

En el caso del venado encontrado en el sector de la Feria Libre, este fue llevado momentáneamente al centro de rescate de Pumapungo, en donde existen más de 100 aves recuperadas del tráfico ilícito, para luego ser trasladado a un zoológico privado.

Durante este año el zoológico y Bioparque Amaru ha acogido a unos 180 animales. “Estos han llegado por decomisos y retenciones que hace la Comisión Ambiental y también porque la gente los encuentra o lamentablemente los han tenido como mascotas y se cansan”, dijo Ernesto Arbeláez, biólogo de centro.

Los grupos de animales más comunes que han recibo son: loros, pericos, papagayos, tortugas y monos. 

Además, aves rapaces como águilas y buitres; y otras especies de mamíferos como venados, tigrillos, pumas, entre otros.

Del total de individuos acogidos en este centro, Arbeláez indicó que únicamente el 20% ha podido ser reinsertados a sus hábitats.

El resto de animales, indicó el biólogo, fallece el 40% y otros llegan con lesiones físicas y psicológicas que impiden que puedan ser devueltos a su entorno natural.

En el recinto Yurak Allpa, se protege a unas 50 especies y cerca de 200 animales. Entre ellos hay: monos, tapires, venados, avestruces y pingüinos, además de aves como: papagayos, loros y águilas.

Este sitio, como dice su dueño, Alberto Vele, es un refugio para animales que fueron abandonados, maltratados y otros que fueron regalados.

Tanto Vele como Arbeláez, indicaron que desarrollan proyectos para insertar especies al hábitat silvestre, lo que consiste en enseñar a los animales que viven ahora en los centros, habilidades como caza y defensa, que han perdido por su contacto con las personas.

El tráfico de vida silvestre constituye, según el Fondo Mundial para la Naturaleza, la segunda amenaza para la fauna en el mundo, después de la destrucción de su hábitat

El nuevo Código Orgánico Integral Penal, que entró en vigencia el pasado 10 de agosto, se incluye el delito contra la flora y la fauna silvestres. El artículo 247 determina que la persona que trafique o comercialice especies amenazadas, en peligro de extinción y migratorias, será sancionada con prisión de uno a 3 años.