Los oleajes redujeron la playa de Jambelí, en El Oro, de cinco a un kilómetro
Apenas comienza a calentarse la mañana, Fabián y Andrea, una pareja de esposos, ya están en el muelle Cabotaje de Puerto Bolívar junto a su pequeño hijo para ir hasta la playa de Jambelí, situada en la provincia de El Oro.
El ruido del mar, el movimiento de la embarcación y la presencia de inmensos buques que llegan a los muelles de Autoridad Portuaria para embarcar el banano, hacen que el recorrido de 25 minutos sea único.
Fabián, oriundo de Piñas, y Andrea, de Machala, habían visitado la playa hace 6 años cuando eran novios. Pero ahora, luego de que el principal balneario orense resultó golpeado en varias temporadas por fuertes oleajes, los recuerdos les provocan nostalgia, pues se ven negocios, viviendas, hoteles y cabañas destruidos.
Aunque la extensión de la playa ya no es la misma, los bañistas cuentan con espacio suficiente para disfrutar del paisaje y la vista al mar. Los daños empezaron con los oleajes de 2010 y 2012.
“Fue una época muy dura. Trabajábamos en el alquiler de carpas, pero en esos años ya no venía la gente, nos quedamos sin trabajo, por ello, nos dedicamos a la pesca”, dice Ernesto Banchón, quien de nuevo se dedica al arrendamiento de carpas y boyas.
En un recorrido por el sector se ven las huellas de aquella destrucción. Casas desplomadas y otras por derrumbarse, paisaje que contrasta con el centro de Jambelí que, en cambio, luce recuperado.
De los 5 kilómetros de playa que tiene la isla, solo uno se pudo recuperar, con la ayuda de un muro de escollera que construyó la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR).
Hace 20 años, las viviendas estaban separadas de la orilla por unos 200 metros. En la actualidad, esa distancia se ha reducido a entre 5 y 15 metros, producto de los fuertes oleajes y aguajes que soporta esta parroquia insular del cantón Santa Rosa.
Adolfo Cruz, en uno de los restaurantes del balneario, indica que Jambelí ya se levantó de los embates de la naturaleza.
“2016 fue un buen año. Los turistas regresaron y llenaron los diferentes negocios”, dijo.
En una de las mesas almuerza Eugenia Loaiza que, junto con su familia, llegó de Machala. Ella considera a Jambelí el principal balneario del sur del país, por ello —dijo— las autoridades deben cuidarlo. Sin embargo, demoraron en la prevención. “Hace tiempo se debió hacer algo para proteger al islote de los fenómenos naturales y la erosión provocada por el mar, pero no se hizo”, reprocha.
Los pobladores de la isla manifiestan que esa obra (el muro de escollera) fue muy importante para proteger este sitio turístico, pero fue demasiado corta, porque solo resguardó un kilómetro y no toda la playa. “Se observa que ahora hay más arena”, comentó Alfredo Cruz, comunero del sector.
Sin embargo, los extremos norte y sur de la isla, que no cuentan con protección, sí se ven afectados por los aguajes. Por ejemplo, en enero de 2016, 6 casas fueron arrasadas por las fuertes ondas que se presentaron. Asimismo existe el peligro de que el relleno sanitario colapse. Con la recuperación de la playa se ha incrementado el ingreso de turistas. En julio y agosto, el 90% de los visitantes que llega al balneario proviene de la Sierra. Alrededor de 800 personas llegan diariamente, aprovechando las vacaciones escolares.
Jambelí es el principal balneario de El Oro que recibe anualmente cerca de 75 mil visitantes; sin embargo, la falta de recursos básicos, el adecentamiento de las principales calles y la ampliación de los muros de escollera son algunos de los pedidos de los habitantes. (I)