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El Telégrafo
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Este sitio se encuentra a 14 kilómetros de la capital azuaya, en la parroquia Tarqui

Los animales encontraron un refugio en Yurak Allpa (GALERÍA)

Los pingüinos, únicos en esta zona, pudieron tener crías, pero murieron a los pocos días. Foto: Rodrigo Matute |  El Telégrafo
Los pingüinos, únicos en esta zona, pudieron tener crías, pero murieron a los pocos días. Foto: Rodrigo Matute | El Telégrafo
09 de marzo de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Sur

No es precisamente un zoológico, sino como dice su dueño, Alberto Vele, es un refugio para animales que fueron abandonados, maltratados y otros que fueron regalados.

El lugar, llamado, Yurak Allpa que quiere decir, Tierra Blanca, está situado en la parroquia Tarqui, a 14 kilómetros de Cuenca.  

Allí están bajo su cuidado 50 especies con más de 200 animales, entre ellos búfalos, ponys, caballos, tapir, tigrillos, monos, además de aves como: el gallo de la peña, loros, papagayos y pingüinos. Estos últimos,  los únicos que viven a 2.500 metros sobre el nivel del mar.

Lo curioso es, que cada uno de los  tiene  nombre y a Vele no se olvida de ninguno de ellos. “Este se llama Fabián”, dijo mientras  muestra una llama en uno de los corrales. “Le puse ese nombre porque se aparece a uno de mis trabajadores”, señala en medio de la risa.

Todos los animales que habitan en este espacio tiene un nombre que se lo puso el dueño.


El propietario busca pareja para un tapir y un mono araña, con el fin de que se reproduzcan.
Más allá hay un borrego con cuatro cuernos y que según el dueño de Yurak Allpa, es único en Azuay. “No hay muchos de estos. Es difícil encontrarlos”, indicó.

El propietario del recinto explicó que de cada 50 mil de estas especies que nacen, uno de ellos tiene cuatro cachos.

En el recorrido, se puede observar gansos egipcios que llegaron desde Baños de Ambato. Su dueño hizo un intercambio.

Otra de las especies que están en este refugio de 4 hectáreas, es el tapir que aún no tiene compañía, al igual que el mono araña. Por eso Vele está buscando pareja, para estos animales.

La idea del propietario no solo es exhibirlos, sino liberarlos de acuerdo a las condiciones en que se encuentren. “Hemos soltado monos, venados, aves como tórtolas, chugos y mirlos. Mi meta también es reproducir especies que están en peligro”, dijo.

Una que logró tener descendencia es el venado enano. No se logró lo mismo con los pingüinos que tuvieron sus crías, pero a los pocos meses murieron. Los tres que existen pasan en un lugar especial para protegerlos del frío del lugar.

En este sitio se puede admirar también al gallo de la peña. Esta ave estuvo en la ciudad y un amigo de Vele, se lo regaló porque no lo podía cuidar. Esta ave vive entre la sierra y el oriente del país, pero sobre todo en los grandes riscos.

También cuenta con un área destinada a los loros, papagayos, a los monos, donde el hijo de Vele (Enmanuel) juega con ellos, sin ningún riesgo. Es más los primates quieren ir con él a todas partes.

Igualmente está la zona para los venados, donde más de 40 de ellos  se van reproduciendo. Algo parecido sucede con las avestruces. Estas últimas ocupan un sitio más amplio debido a su gran tamaño y las necesidades de desplazarse.

Respaldo de otras personas

Recorrer las instalaciones del refugio  toma alrededor de una hora y media. Hay guías que están capacitados para dar las explicaciones  a los visitantes. Este lugar solo se abre los fines de semana y  los  feriados. “Mi intención no es solo ganar dinero, sino que la gente venga, vea y trate de cuidar a estas especies.

Muchas están en peligro de extición”, dijo su propietario. Cada fin de semana, calcula que llegan al sitio un promedio de 600 personas para admirar a los animales. “He realizado una inversión muy alta. Trabajo con mi esposa, mis hijos. Todos en defensa de los animales que necesitan protección”.

A este proyecto se suman jóvenes provenientes de Francia y Estados Unidos quienes ayudan en el cuidado de las especies.

Las francesas, Assia Thibeau, Sarah Akis y Capucine Tarralle realizan la  limpieza del sitio y se encargan de la alimentación. “Estaremos un tiempo y luego nos iremos a Perú. Nuestra misión es ayudar en la protección de animales”, dijeron.

Andres Carrigan del programa Global Citizen Year de EE UU llegó por intercambio a Ecuador y acudió a dar su aporte.

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