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En este sitio está ubicada la mayor cantidad de bares y discotecas de la ciudad

La Merced esconde un submundo que se resiste a desaparecer

El sector de La Merced, para las autoridades, sigue siendo un problema latente, aunque los controles policiales, en especial, se han intensificado en estos días. Foto: Miguel Castro/ El Telégrafo
El sector de La Merced, para las autoridades, sigue siendo un problema latente, aunque los controles policiales, en especial, se han intensificado en estos días. Foto: Miguel Castro/ El Telégrafo
01 de febrero de 2015 - 00:00 - Johanna Hernández, Universidad del Azuay

La vida nocturna de Cuenca ya no es noticia. Lo que los jóvenes hacen sí. La gran diversión se centra en 2 sitios, la Calle Larga y también en la avenida Remigio Crespo Toral.

“Fiesta no es fiesta sin trago”, dice ‘Ana’, nombre protegido de una joven que acaba de cumplir 18 y está empezando a salir con permiso a las ‘discos’ de la ciudad. Las fiestas ya las conoce, en su colegio se ‘arman’ el viernes y el sábado se ‘encienden’.

En sus palabras: “En las discotecas el trago es demasiado caro, y ya no hay permiso para tomar en la calle, todos prefieren algo más fuerte y barato”. Sin saber muy bien lo que quiere decir, surge una nueva pregunta, aunque con temor, porque se trata de una persona conocida: ¿drogas? “Sí”, responde tan normal como si hablara del clima.

El dialogo sigue: “¿qué consumes?”. —“Nada —responde, y continúa—, yo solo veo; tengo miedo a lo que pueda pasar después, porque he visto a Carolina caer dando vueltas y eso me da miedo”. Se queda como ida, inconsciente. “Yo no he querido probar, me quedo con mi cerveza”, señala.

La calle Honorato Vázquez es una de las más conflictivas, razón por la cual se instalaron oficinas policiales. Foto: Miguel Castro/ El Telégrafo

Una noche de viernes, Ana muestra como ocurre una venta. Al subirse en un taxi con un grupo de amigas, cerca de la Plaza de la Merced, a las 19:30, el auto que iba delante del taxi, de repente paró en la intersección de las calles Honorato Vásquez y Mariano Cueva. El conductor del auto rojo sacó la mano y un hombre joven vestido con ropa oscura salió de una tienda con las manos en los bolsillos, se acercó al conductor e hizo un cambio. “Así se vende la droga”, señala Alberto, persona que conoce del tema.

Transcurrió la noche, en la calle Larga se produjo una persecución. Una moto botada en medio de la calle dificultaba el paso de los vehículos y 4 uniformados sostenían a 2 jóvenes tendidos en el suelo, mientras 2 policías más buscaban en sus bolsillos. Los curiosos fotografiaban el incidente.

Al día siguiente, en la primera plana de un periódico había un titular: “Aprenden a 4 jóvenes expendedores”. “Estamos totalmente acostumbrados a eso, a tener drogas prácticamente en las manos, a ser observadores de un consumo no moderado, somos testigos de cómo nuestras generaciones se desploman entre alcohol y las drogas, no hay respeto”, señalan varios ciudadanos consultados que optan por no ser identificados.

“Conozco personas que llevan en sus bolsillos bolsas de diversas drogas y todas ellas para consumo personal. Llevan todos los juguetes para divertirse en las fiestas; hay accidentes por no evitar la tentación o, al menos, intentar tener un consumo responsable”, acota Roberto, un joven de 24 años.

Para uno de los oficiales de la Policía que patrullaba el sector y que tampoco quis dar su nombre, uno de los problemas de la juventud es la baja autoestima que tienen. “Cuando el joven de mejor prestigio o mayor estatus hace algo, el resto quiere imitarlo para estar al mismo nivel que él. Desde aquí parte la problemática”, dice el oficial, otra de las razones que menciona es la curiosidad.

“Muchos jóvenes entran al mundo de las drogas por pura curiosidad. Una muchacha de 14 años murió hace tiempo por esta razón. Sus amigos le ofrecieron cocaína, ella solo había consumido marihuana antes, pero se arriesgó porque todos lo hacían, tuvo una sobredosis que le provocó un paro cardíaco y falleció en la casa de su supuesto novio… Nadie tiene cargo de conciencia, fueron puestos a órdenes de los judiciales” comenta otro de los uniformados.

Según las autoridades, las drogas están dentro de un mundo de delincuencia para la mayoría de los mortales, pero los consumidores tienen diferentes rostros. “Droga no es solamente la ‘soluca’ (pegamento fuerte) que inhalan los niños de la calle, es también la marihuana que carga su hijo adolescente en su bolsillo”, comentan entre los uniformados.

Agregan que las drogas pasan por ambos géneros, por las diferentes clases sociales, por edades, profesiones, religiones y demás divisiones existentes. Varias personas consultadas, entre ellas Karina, piensan que las drogas solo están en las manos de los menos afortunados.

“Conozco ejecutivos que llevan en su maletín una pipa y varias dosis de weed (marihuana). ¿Quién dudaría de ellos si se ven tan bien puestos de terno?, asimismo creativos y gerentes que necesitan una ayudadita de inspiración. ¿Quién creería que alguien con un excelente empleo necesita drogarse para mantenerlo?”, se pregunta Juan Fernando, un ciudadano que disfrutaba de una noche en la calle Larga.

Un canadiense que se radicó en Cuenca hace 5 años señala que la principal razón para hacerlo fue el costo de las drogas. “He probado de todo gracias a los precios ridículos de las drogas en Cuenca. Al principio pensé que era un juego, luego conocí a mis amigos que son todos locos”.

Los ciudadanos que transitan constantemente por la calle Larga sienten temor hablar de este tema y consideran que siendo testigos de algo ilegal “nos hacemos de la vista gorda y permitimos que nos hundamos día a día en las drogas”.

Para el Intendente de Policia, Edison Moscoso, el problema del expendio y consumo de droga es un tema latente en el sector, sin embargo, se hace un trabajo con todas las instituciones de la provincia con el propósito de controlar, “hemos encontrado a jóvenes con marihuana e incluso con pipas hechas con manzanas”, dijo y agregó que “pese a toda la labor la zona no está al cien por cien, pero al menos ahora se cumple con los horarios en el consumo del licor y en varias esquinas ya no vemos a los expendedores de drogas, esperamos seguir trabajando”, dijo Moscoso.

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