La contaminación del río Cuenca no se detiene
Los cien días que dio como plazo el Concejo Cantonal de Cuenca para que se retirasen las lavadoras del sector de Monay, aún no corren.
Estos negocios que se han agremiado reclaman primero un cheque por $ 53 mil al Cabildo para salir del lugar. La decisión para que abandonen el sitio fue tomada el 16 de mayo.
Julio Saltos, presidente de la asociación Tres de Noviembre, aseguró que el ayuntamiento debe entregar esos valores por la expropiación del terreno en la calle Roma. “Nos tienen que dar el cheque del camino que le vendimos al Municipio y con el dinero construiremos las rampas que faltan en Capulisbamba”, dijo.
Aseguró que una vez entregado el dinero recién corre el plazo de 100 días y de esta manera podrán salir de Monay.
Mientras no estén las obras terminadas, asegura, no pueden irse, “y si por una situación u otra llegan los 100 días y no está culminada la obra, será necesario más tiempo para podernos cambiar”, dijo.
Así mismo, la Asociación pide que después de su traslado se prohiba que los carros pesados sean lavados dentro de la ciudad. “Esos automotores deben ir a lavarse a Capulispamba”, explicó.
Son cerca de 60 las personas que trabajan en las 16 lavadoras ubicadas en el sector de Monay, que por mandato tienen que desalojar y ubicarse en Capulispamba.
La mayoría de ellos provienen de la provincia de Loja y de la misma Cuenca. Su labor empieza desde las siete de la mañana, sin un horario definido de salida.
Cada lavadora atiende cerca de 30 carros livianos y entre 10 y 12 vehículos grandes al día. Es decir, diariamente dan servicio a 640 automotores. Pueden llegar a ganar hasta $80 si hay muchos clientes y de $ 20 a $30 dólares cuando escasean.
Dicen que no contaminan
José Guaricela, vicepresidente de la asociación Tres de Noviembre, trabaja con tres oficiales, a cada uno les paga $80 dólares semanales, sin contar la comida.
Asegura que no existe una mayor contaminación, ya que ellos solo lavan la lata de los carros. “Si nosotros laváramos el chasis, ahí sí necesitáramos de químicos, pero nosotros por lo general lavamos solo la lata”, insistió.
Consideran que su traslado al nuevo sector no será positivo, ya que los clientes están acostumbrados a lavar sus carros dentro de la ciudad.
Sin embargo, están de acuerdo con su reubicación para poder ofrecer un mejor servicio a los clientes. Mientras que los moradores del sector esperan que su traslado se dé los más pronto posible a un lugar adecuado, porque cada día contaminan más el río. “Hace tres días lavaron unos tanques con pintura, y toda esa agua fue al caudal que se hizo rojo”, explicó Marta Saquicela.
En tanto que los pequeños comerciantes de películas, jugos y comida se verán afectados ante la inminente reubicación.
Consideran que al darse el cambio de sitio tendrán que buscar nuevos lugares para sus ventas. Daniela Balarezo, directora de Planificación de la Municipalidad, reconoció que aún no se ha cancelado el dinero que reclaman los dueños de las lavadoras de vehículos.
“Se ha hecho el trámite de expropiación y solo está pendiente el pago para que pueda empezar a correr los cien días. Entiendo que en estos días estará solucionado todo”, dijo la funcionaria.
Señaló que la situación ambiental es crítica, ya que no se ha detenido la contaminación al sector y al río. Para Balarezo el tema pasa también por el Concejo Cantonal, que decidió aprobar el pago por indemnización de una vía. La semana pasada el caudal se manchó de rojo tras haberse lavado un enorme recipiente con pintura.