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Fuerte oleaje inundó seis casas en Bajo Alto
Un nuevo aguaje acompañado de fuertes olas soportó la costa orense la tarde del martes. Producto de este fenómeno natural, seis viviendas quedaron inundadas en la playa de Bajo Alto, que pertenece al cantón El Guabo.
La isla de Jambelí también recibió el embate de las ondas, sin embargo no se reportaron mayores daños. La fuerza del mar fue de tal magnitud que el agua ingresó hasta las casas y varios restaurantes. Las seis viviendas afectadas son utilizadas como locales para la venta de comida.
Fulton Jaén, presidente de la comuna, dijo que las olas alcanzaron una altura de tres metros y que el agua impactó en las paredes de las construcciones mixtas (madera y cemento).
Debido a la acometida, algunas paredes colapsaron parcialmente. "Tuvimos que sacar las cosas que se podían dañar con el agua salada, como la refrigeradora, los colchones y otros enseres”, dijo Jaén.
Otras 20 viviendas están en riesgo de ser impactadas por las olas. Sus dueños también atribuyen el hecho a la destrucción del viejo muro de escollera que las protegía de los aguajes.
Las familias afectadas con la ayuda del Cuerpo de Bomberos lograron rescatar sus pertenencias.La remoción se dio porque Ecuador Estratégico se encuentra desde octubre del año pasado construyendo uno nuevo que protegerá totalmente la playa. "Se lo edificará para proteger las viviendas y un muelle", dijo Pilar Montenegro, representante de la entidad.
Esta obra empezó desde octubre de 2013 y tiene un plazo de un año para estar lista. La inversión sobrepasa los 4 millones de dólares.
Las familias afectadas claman por la ayuda, pues el último aguaje es uno de los mayores que ha soportado la playa en los últimos años. “Mi refrigerador y las cosas de la cocina se llenaron de agua. Las olas rompieron la pared de caña", contó Cristina Rivera, dueña de un restaurante.
Con la ayuda del Cuerpo de Bomberos, las familias sacaron sus cosas hasta un lugar seguro. Algunas familias pidieron albergue a sus vecinos, mientras que a otras no les tocó más que esperar que bajara la marea y poder arreglárselas para dormir en el mismo sitio. "Con mis dos hijos salimos y hasta los cuadernos se mojaron. Los zapatos de mi hija se fueron en el agua", dijo Carmen Ortega, madre de familia que habita en la zona.
María Domínguez, propietaria del restaurante El Rincón del Buen Sabor, cuantificó las pérdidas en su local y dijo que ascienden a los mil dólares. “Vajillas, alimentos y hasta la cocina se mojaron”, dijo la afectada.
Los dirigentes de la comuna señalaron que no existe un albergue para enviar a las familias que están en riesgo y que temen que nuevos aguajes destruyan lo que queda de las viviendas.
La preocupación de los isleños es evidente, pues afirman que de los 200 metros de ancho que tiene la playa, con los oleajes se van perdiendo al menos unos 30 metros.
Para contrarrestar las enormes olas, varios comuneros llenaron sacos de arena improvisando muros, sin embargo, esto no sirvió de mucho.
El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) construye un plan habitacional para reubicar a las familias que por años han vivido al filo de la playa, considerada zona de riesgo. En un terreno de 4.2 hectáreas se levantarán 72 casas con todos los servicios básicos. Cinco serán adecuadas para personas con capacidades especiales.