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Un espacio turístico y patrimonial de la capital azuaya

En 7 hectáreas, Cuenca cuenta las historias de sus seres queridos

Mañana, cientos de personas llegarán con flores, cantos y oraciones al Cementerio Municipal de Cuenca para visitar a familiares y seres queridos. Fotos: Fernando Machado/ El Telégrafo
Mañana, cientos de personas llegarán con flores, cantos y oraciones al Cementerio Municipal de Cuenca para visitar a familiares y seres queridos. Fotos: Fernando Machado/ El Telégrafo
01 de noviembre de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Sur

Colocar flores, cartas o fotografías en las tumbas no son la única manera de expresar el cariño a los familiares que han fallecido. Existen también otras muestras significativas y creativas que se pueden observar en el cementerio Municipal de Cuenca.

Una lápida tradicional no fue la opción de la familia de Lizandro Orellana, quienes en vez de escoger imágenes de santos o ángeles, decidieron representar una cancha de ecuavóley, en donde los jugadores están representados por figuras de los hijos, hijas, yernos y nueras del fallecido e incluso la jueza del encuentro es la nueva cuñada.

“El expresionismo en las lápidas es algo superhermoso. Se detallan muchos aspectos de la vida de la persona que falleció, seguramente esta familia era unida en el deporte”, explicó René Tello, jefe administrativo de la Empresa Municipal de Cementerio (Emuce).

A decir de Tello, el cementerio en sus 7 hectáreas encierra un sinnúmero de detalles, historias y anécdotas, pues explica que se trata de un espacio de expresión. “Es por eso que decimos que el cementerio no es para los muertos, sino para los vivos porque ellos son los que lo visitan y se encuentran con una serie de situaciones”, señaló.

Pedro Villa, quien ha trabajado por 20 años en este espacio como albañil, indicó que otra de las lápidas que se destaca es aquella que representaba la fachada de una vivienda. Una casa de 2 pisos con corredores y gradas que llevan a los cuartos de los padres y de los hijos.

Otras también destacan la labor a la que se dedicó la persona fallecida, por ejemplo, si fue carpintero, en su tumba se puede hallar la imagen de un serrucho o un martillo, o si se trató de un chofer de bus, se pueden encontrar pequeños carros. “La cultura de los cuencanos es tan linda que cada quien busca su manera de expresar su afecto”, añadió Villa.

En las lápidas quedan plasmadas diversas expresiones de cariño de los seres queridos hacia el difunto que también dan cuenta de una rica cultura popular.

A diferencia de estas formas de expresar cariño, también se hallan situaciones en las que se reflejan otro tipo de sentimientos. “Aquí se acaba la grandeza, el orgullo. Empieza la igualdad. Aquí todos somos materia de putrefacción”, es la frase que fue puesta hace unos 4 años sobre uno de los mausoleos.

Tello manifestó que una persona siempre visitaba ese sepulcro e incluso solicitó hacer algún mantenimiento del espacio. “Pero de un día a otro nos dimos cuenta de la presencia de ese letrero. Parece que había algún conflicto y la persona que puso eso quería expresar su sentimiento con quienes a lo mejor tuvo una diferencia y por eso el texto es tan fuerte y tan crudo pero a la vez tan real”, comentó el funcionario.

El cementerio de Cuenca consta de varios espacios y en cada uno se pueden descubrir diferentes anécdotas. En la parte antigua, considerada como patrimonio del Ecuador desde 2002, se puede observar que las estructuras que allí se levantan fueron construidas con los mismos materiales (mármol) con los que se levantaron algunos edificios simbólicos del Centro Histórico como la catedral de La Inmaculada o la iglesia de San Blas.

También existe el llamado cementerio de los pobres, que se conserva una “huella del pasado” para que la gente conozca cómo enterraban antiguamente a las personas de escasos recursos.

“Falleció Natividad García el 1 de marzo de 1928 a la edad de 130 años”, se lee en una de las lápidas del pequeño espacio, que está rodeado de plantas como la ruda y la altamisa para cuidar a los visitantes del mal aire.

Mientras que en el Osario General, sitio en forma de cúpula adonde van los restos que se saca de las tumbas, se puede conocer historias de santería, pues aquí han hallado vestimentas, botellas con líquidos y fotografías, además de muñecos de trapo clavados con alfileres.

El cementerio de Cuenca, que se estima tiene más de 100 años, no solo es un sitio de tristeza, lágrimas o de temor; es un espacio en el que también se puede reír y meditar descubriendo en pequeños detalles historias nuevas y significativas. (I)

DATOS

En 2002, la parte antigua del cementerio fue declarada Patrimonio del Ecuador. La datación no es exacta pero se estima que el camposanto tiene más de 100 años.

El área del cementerio es de 7 hectáreas. Sus edificaciones simbólicas, además del área patrimonial son: la Cruz Mayor, el Osario, el cementerio de los pobres, y el mausoleo de los personajes ilustres.

La Empresa Municipal de Cementerio (Emuce) lanzó el concurso Un espacio para el recuerdo, a fin de recoger ideas de profesionales y estudiantes para el mejoramiento del camposanto.

La administración anterior adquirió un terreno en el que se construiría el nuevo panteón municipal, ya que estudios indican que la vida útil del actual había terminado. Sin embargo, las nuevas autoridades descartaron esto ya que un nuevo análisis se determinó que aún tiene vida útil.

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