Desde el 28 de abril, día en que un avión de Tame perdió pista en el aeropuerto de Cuenca, unos 5.900 pasajeros han dejado de volar desde la capital azuaya.

Esto representa cerca de $ 40 mil en pérdidas a la Corporación Aeroportuaria (Corpac), por las tasas que no se cobraron a esos usuarios.

A decir del director, Fernando Arteaga, con la restricción de operaciones de la terminal aérea cuando la pista está mojada, el campo de aviación opera a la mitad de su capacidad. Hasta el jueves 111 vuelos habían sido cancelados por lluvias. Otro de los ingresos que también se reduce es el arriendo y publicidad.

Por esto, la Corpac recibe $ 85 mil mensuales, sin embargo, se analiza la posibilidad de bajar temporalmente los valores de alquiler para los 15 locales que existen.

“Que se levante la restricción para que la terminal aérea vuelva a operar con normalidad tomará tiempo”,  pues según Arteaga, contar con los estudios de las obras emergentes para la pista (solicitadas por la Dirección de Aviación Civil) tomará no menos de 60 días.

Arteaga espera recibir los pliegos de ofertas que serán la base para contratar los estudios. “Hablamos de que estas cosas inevitablemente toman tiempo”, manifestó el principal de la Corporación. (I)