Ayer desde muy temprano las iglesias de Cuenca ya estaban con devotos. El Domingo de Ramos atrajo más creyentes que de costumbre a los templos. "Yo vengo desde Turi con mis hijos porque es el inicio de una semana para ayunar y pedir a Dios por todos los problemas que estamos pasando", dijo David Tenecora quien llegó a la Catedral de la Innmaculada para ser parte de la misa por este motivo. 

Antes de la homilía cientos de personas se dieron cita en la iglesia del Carmen de la Asunción, desde donde comenzó una procesión hasta la Catedral. Fue curioso ver a los devotos portar plantas de bambú con romero, flores o simplemente plantas en lugar de palmas de cera, las mismas que están prohibidas en Cuenca. "Me siento extraña llegando con esta planta. Desde mis abuelos siempre llevé un ramo, pero hay que hacer caso a las autoridades", dijo Rosalba Calle mientras caminaba en la concentración hasta la iglesia mayor. Monseñor Luis Cabrera estuvo al frente de esta procesión y con él recorrieron el poco trecho cientos de personas.

La catedral estuvo llena ayer, muchos escucharon de pie las palabras del sacerdote que les recordó que el Domingo de Ramos es la entrada de Jesucristo a Jerusalén y que es el inicio de la Semana Mayor para el pueblo católico. Pero no solo la Catedral estuvo lleno de fieles, las demás iglesias en Cuenca también fueron parte de este acontecimiento religioso. A la parroquia de Paccha cientos de devotos fueron desde Cuenca para ser parte del Domingo de Ramos a tal punto que las autoridades de tránsito tuvieron que convertir la vía en unidireccional para evitar los embotellamientos.

Laureles y romero en Machala

Debido a la prohibición del Ministerio de Ambiente de comercializar la palma de cera, en Domingo de Ramos, para salvaguardar dicha planta, los comerciantes vendieron a las afueras de la catedral de Machala ramos de laurel y romero, plantas que fueron una alternativa para los fieles católicos.

La palma de cera por tradición ha venido siendo utilizada el Domingo de Ramos.
Ayer era visible el descontento de los católicos debido a que no podían adquirir ramos hechos de palma: “no es lo mismo, la palma de cera viene de tradición, mis padres me enseñaron que al menos una ramita debo llevar a la iglesia”, dijo Rosa Pérez, de 63 años, quien consiguió una ramita pequeña.