El corte de agua en Cuenca -por más de 48 horas- deja miles de pérdidas económicas a pequeños comercios, incluso hasta ayer algunos de ellos no podían atender a sus clientes por falta del líquido. Por ejemplo, los locales de lavanderías de ropa están entre los más afectados.

María Andrade, trabajadora de la lavadora El Sol, ubicada en el sector de la Uncovía, manifestó que el corte los perjudicó en un 100%, pues desde el lunes en la tarde, día en que se terminaron las reservas de la cisterna, no han podido asear ni una  prenda. “La ropa que debíamos despachar tuvimos que llevarla a otro establecimiento. No hemos cogido ropa, por lo tanto no tenemos ningún ingreso”. 

Los días normales recauda por su servicio entre $ 100 y $ 150 y lava más de 800 prendas diarias. Hasta ayer, a pesar de que se normalizó el servicio en el sector, la lavandería no pudo iniciar la atención, pues el agua empezó a llegar turbia desde las 07:00 . “Es otro día de pérdida porque el líquido no sirve; además, nuestros tanques de reserva se deben llenar y eso se demora”, indicó.

Lo mismo sucedió con el local Mi Lavandería, en el sector de Totoracocha, donde las cisternas se secaron el martes por la mañana. El local lucía vacío y uno que otro cliente llegaba de dejar su ropa. Solo atendieron hasta las 16:00, cuando normalmente cierran a las 19:00. “Tenemos que atender y llevar la ropa a otro negocio para no perder clientela”, dijo Diana Sánchez, trabajadora del local.

En cambio, los restaurantes tuvieron  que ajustarse al poco líquido que consiguieron, reduciendo la comida y en otros casos no se abrieron los negocios. Sandra Soto, desde el lunes, solo ha vendido secos de pollo y encebollados. “No puedo ofrecer almuerzos ni jugos porque no me alcanza el agua”.

El martes no abrió su negocio, pues no tenía cómo cocinar ni asear los platos. Las pérdidas para ella fueron de $ 50.
“Lo mismo sucederá hoy (ayer) porque aún no llega el fluido con normalidad”, manifestó.

En tanto, Benjamín Pardo, propietario del restaurante Nápoles, en Totoracocha, indignado dijo que gastó más de $ 30  solo en botellas de agua y que sus ingresos diarios  se redujeron en un 80%. “Solo abro para recuperar lo que invertí en los botellones y para no perder clientes”, afirmó.

El puesto de jugos La Caña, en la misma zona, disminuyó sus ventas diarias de $ 40 a $ 25, y desde el lunes han gastado $ 6 diarios en agua envasada. “Mis ventas se han reducido en un 50%”, se quejó Ninfa García, dueña del local.

Lo mismo sucedió con las panaderías que desde el lunes amanecieron sin este producto. Patricio Lucero, propietario de la panadería Mi rico pan de Ambato, expresó que hasta ayer por la tarde no recibía el fluido en sus grifos.

Añadió que compró 40 botellones en los que gastó $ 80. Los días regulares produce alrededor de 2.000 panes y desde el lunes solo ha hecho 1.600.

Sus ingresos diarios se redujeron de $ 50 a $ 25. “Nos toca producir menos pan, perder diariamente $ 25 y, además, nos perjudicamos porque nosotros arrendamos y tenemos que pagar agua y luz”, señaló. Al igual que Lucero, todos manifestaron con indignación que en ningún momento apareció el tanquero de Etapa para abastecerlos.

Todo lo contrario sucedió con las tiendas que abastecían de agua a las personas. En la llamada Sandrita, del sector La Compañía, desde el domingo se vendieron alrededor de 200 botellas de agua de diferentes tamaños. “Desde el lunes no he dejado de hacer pedidos porque ni bien llegaban las botellas ya venían a comprar”, comentó su propietaria.