Cerco epidemiológico por supuesta leptospirosis
El Departamento de Epidemiología de El Oro emprendió una campaña de desratización en el barrio Amazonas 1, por un presunto caso de leptospirosis.
La medida se tomó a raíz de la muerte de un niño, el último fin de semana, en el hospital Teófilo Dávila de Machala, quien presentó los síntomas de la enfermedad.
Hasta la tarde de ayer no estaba ciento por ciento comprobado que el pequeño haya dejado de existir a consecuencia de ese mal que es contagiado por ratas.
Sin embargo, técnicos de la entidad sanitaria organizaron una campaña preventiva de desratización en el barrio Amazonas 1, de la parroquia Puerto Bolívar, cantón Machala, para evitar que otros niños resulten infectados.
Janeth Eras, directora (e) del Departamento de Epidemiologia, descartó que haya una epidemia en la parroquia.
Lo que sí confirmó es que en el sector hay miles de ratas por el exceso de desechos en las calles y por la cercanía del estero Huaylá. Al barrio acudieron ayer siete técnicos del Ministerio de Salud Pública para entregar a las familias kits que contenían rodenticida.
Ese producto es un poderoso raticida que tiene un anticoagulante con una acción residual de tres meses que ocasiona hemorragia interna y elimina al animal sin causar malos olores.
Álvaro Calle, doctor encargado de la campaña, manifestó que se informa a las familias respecto al buen uso de los productos. “Hemos podido constatar que las ratas existen en el sector y en toda la línea del estero, lo que comprende algunos barrios de Puerto Bolívar”, explicó el médico.
Según datos de la Dirección de Salud, en el Ecuador existe un promedio de 18 ratas por cada habitante, lo cual supondría que hay 200 millones de roedores en todo el país.
La gran mayoría, de acuerdo a la institución, está en las grandes ciudades. La variedad más común es la llamada “noruega” o “rata gris”. En El Oro, el número bordearía los 12 millones de esos mamíferos. Los técnicos explicaron que a las ratas les gusta vivir donde habitan las personas.
Se adaptan rápidamente a los lugares que llegan, además de que pueden mantenerse con apenas una onza de comida y agua por día. “Cuando llegan a un barrio y ven que tienen acceso a carne, pescado, verduras y cereales, se quedan. Prefieren alimentarse dentro y alrededor de los hogares, restaurantes y negocios”, detalló uno de los responsables de la campaña de desratización.