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El 10 de agosto de 1909, en Cuenca, se conmemoró con una fiesta llena de alegría popular y patriotismo

Celebraciones Centenarias, fiestas por la Patria y Libertad

Multitud junto al monumento a los próceres del 3 de noviembre. el día de la conmemoración del Centenario, parque Abdón Calderón de Cuenca, Álbum de M.J. Serrano, Museo Remigio Crespo, Foto de Boris Morocho. Foto: Cortesía
Multitud junto al monumento a los próceres del 3 de noviembre. el día de la conmemoración del Centenario, parque Abdón Calderón de Cuenca, Álbum de M.J. Serrano, Museo Remigio Crespo, Foto de Boris Morocho. Foto: Cortesía
09 de marzo de 2014 - 00:00 - Ana Luz Borrero, Cátedra Abierta de Historia. U. de Cuenca

En todo el territorio nacional, los ecuatorianos conmemoraron el primer centenario de la independencia el 10 de agosto de 1909, con ricos y vistosos programas de aniversario, celebraciones solemnes, exposiciones, certámenes, discursos, guirnaldas, banderas, música, alegría, erección de monumentos conmemorativos, misas, publicaciones recordatorias, libros y álbumes fotográficos, y numerosos actos cívicos-militares y religiosos, conmemoraciones republicanas que en similares condiciones se produjeron más tarde en el resto de países hispanoamericanos. El eje o hilo conductor de las celebraciones fue honrar la memoria de precursores y héroes de la independencia, las fiestas relievaron el amor patrio, la libertad, la igualdad y el anhelo por el progreso.

El contexto será el período liberal radical, siendo Jefe Supremo del Gobierno Eloy Alfaro, quién buscaba una centralización estatal, el predominio del laicismo y la integración nacional. Las celebraciones centenarias evocaban el pasado, para apostar al futuro, mostraron el avance y el progreso republicano, se fundamentaban en la necesidad de crear y recrear una memoria nacional, que permitiese el afianzamiento del Estado-nación.

Desde  1916, la Municipalidad se aprestaban a festejar y celebrar el instante independentista.Casi todas las celebraciones en Hispanoamérica en pleno proceso de construcción de la identidad nacional y republicana, tuvieron un ritmo similar, la erección de monumentos en bronce y mármol para perpetuar la memoria y para rendir un homenaje a los “libertadores de la patria”, y a la “libertad”. Un importante momento  conmemorativo fue la erección del monumento a los Próceres de la Independencia en Quito, el mismo que fuera inaugurado el 10 de agosto de 1906. Su construcción fue un proceso de unidad nacional, ya que cada localidad y toda municipalidad, por pequeña o pobre que fuera colaboró con dinero e impuestos para la erección del mismo, como es el caso de Gualaceo, Cuenca, y otras distantes zonas de la sierra sur. También se crean espacios de memoria, nuevas plazas como en Guayaquil, o un cambio simbólico en las antiguas, destinadas ahora a conmemorar la independencia.

Los discursos y la narrativa en las conmemoraciones fueron patrióticos y republicanos, dirigidos a perpetuar la memoria de los héroes de la patria, como sucede en el momento de la inauguración del monumento a los Próceres, el presidente del Comité, Jenaro Larrea  plantea al monumento como una: “deuda de gratitud para con nuestros mayores, que, al precio de su vida misma, nos dieron…Patria y Libertad”.

La Exposición Nacional de 1809 en Quito y los festejos.

Un elemento cohesionador de lo nacional fue la exposición nacional que se llevó a cabo en Quito para conmemorar el 10 de agosto de 1809, tempranamente Cuenca, como otras ciudades del sur del país se preparó para las celebraciones, para lo cual en esta ciudad, se crea a través del Municipio un Comité (creado en 1907) para la celebración del centenario de la independencia, que tenía como finalidad también la colaboración para la construcción del monumento de los Próceres, así como para la participación de las comarcas azuayas, como se llaman en la época las de Cañar y Azuay. Los cuencanos se aprestaron a participar en la famosa exposición del 9 de agosto, se destina unos fondos anuales de 2 000 sucres y lo que sea necesario para la creación del pabellón de la Provincia del Azuay, y juntarse a la memoria del “Centenario del Primer Grito de la Independencia de la América Latina”.  El Pabellón del Azuay, exhibía a los cantones de Cuenca, Girón, Gualaceo, Gualaquiza y Paute, mostró la riqueza de las provincias azuayas en artesanía, industria, producción agrícola, cultura, arte y literatura.

El 10 de agosto de 1909 en Cuenca, se celebró con una fiesta con alegría popular y patriotismo, así como con solemnidad por parte de autoridades y el pueblo cuencano. Se inició con una sesión Solemne, cuyos acuerdos destacaron la importancia de conmemorar el “primer grito de Independencia”, y la admiración por los próceres, “que formaron en Quito la primera Junta con que principió en la América Española el movimiento general de emancipación”. En honor a estas gestas, nominaron la plaza de San Blas como “Diez de Agosto”,  y se resolvió crear un monumento Conmemorativo de la Independencia del Azuay.  

El centenario del 3 de noviembre, gran fiesta cívica

Desde el año de 1916 la Municipalidad de Cuenca y los Azuayos, se aprestaban a festejar y conmemorar el importante momento independentista que fue el 3 de noviembre de 1820. Se establecieron las Ordenanzas y acuerdos municipales necesarios para rememorar la trascendencia  e importancia de las efemérides para sus comarcas y pueblos beneficiados por la “libertad e independencia”. Se creó entonces la “Junta del Centenario de la República de Cuenca”, esta Junta debía encargarse de todos los festejos, así como la creación de una “Exposición Nacional de Artes e Industrias”, concursos científicos y literarios, y la erección de un monumento al prócer cuencano, Abdón Calderón. El Municipio donó 5 000 sucres por año entre 1918 a 1920, pero también pidió colaboración al resto del país para la creación del bronce que inmortalizará a Calderón, además se estableció la Orden  de Mérito Militar “Abdón Calderón”, para los militares ecuatorianos que han mostrado valentía y honra.  Además también acuerda abrir una plaza que llevará el nombre de “Plaza de los Héroes”, la nominación calles con nombres alusivos a la conmemoración centenaria: “Tres de Noviembre, Diez de Agosto, Sucre, Veinticuatro  de Mayo,  Nueve de Octubre”, la erección de un monumento en bronce en honor a Sucre (un busto), en la parroquia San Roque y el cambio de nombre a “parroquia Sucre” y la construcción de variada obra pública, donde destaca el puente del centenario, que une al centro histórico con  la avenida Solano.

Fiesta, procesiones, música, bandas militares, ceremoniales, erección de arcos de triunfo, varios monumentos alusivos a la independencia, en honor a la libertad, en honor a Abdón Calderón se erigieron, de manera temporal unos y de mayor duración otros, en la plaza central, que cambió de nombre a Parque Calderón.  Con derroche de gastos, para un pueblo en crisis, se llevaron a cabo las celebraciones en Cuenca, que terminarán con un descontento popular por los impuestos para esas celebraciones, pero esa es otra historia.

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