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A lo largo de este sector turístico se puede disfrutar de aves silvestres
Barabón, un lugar para hacer turismo y disfrutar de la comida típica cuencana
Para disfrutar de una buena gastronomía cuencana solo necesitamos un poco de tiempo y una buena hambre. A 10 minutos de la ciudad, en la vía a Soldados con dirección a la parroquia Barabón, se encuentran varios lugares reconocidos por tener los mejores comedores de platos típicos del Azuay.
Imaginarnos un cuy, un conejo, un chancho o pollo asados hace que el paladar y el olfato recuerden los olores y sabores de estos deliciosos platos. El sector de Barabón está bordeado por el río Yanuncay, donde aún se puede escuchar el sonido del viento, el trinar de aves silvestres como jilgueros, tórtolas y chirotes, entre otros, y de animales domésticos como vacas, cerdos y borregos, como también el movimiento de una gran variedad de plantas que habitan en la zona.
En este sitio no solo se puede disfrutar de una buena comida, sino también del turismo. En el lugar se levanta la hacienda Cuadruco, que permite a los visitantes recorrer sus tierras sembradas con gran diversidad de semillas, tales como manzanas, fresas, moras entre otros frutos. Este lugar también cuenta con el servicio de baños de cajón en el que se utilizan plantas medicinales cosechadas en los huertos de la finca. Las personas reciben masajes corporales con técnicas ancestrales que, según ellos, hacen que su cuerpo se relaje.
Otro motivo para visitar este lugar es el vivero denominado Sustag, el sitio recibe visitantes todos los días, aquí hay más de 80 tipos de plantas entre ornamentales, silvestres, frutales, medicinales y de reforestación. Los fertilizantes y abonos que se utilizan son producidos naturalmente dentro del vivero.
Otro destino turístico es un pequeño biomuseo que expone la vida natural que tiene el sector de Barabón. El tiempo que toma recorrer todos los lugares es de aproximadamente 2 horas y llegar hasta allí no es complicado ya que existe el servicio de la línea 19 del transporte urbano, que parte desde la estación El Arenal, cada 30 minutos, el tiempo para llegar es de 40 minutos aproximadamente.
Lo más importante de este lugar es la variedad de comida, a lo largo de esta ruta se encuentran 17 restaurantes como el Doña Rosita, el Mama Michi o El Fogón. Doña Rosita, según sus clientes es uno de los más solicitados y tiene una infraestructura muy sencilla. El piso es de cemento y tierra, las paredes de bloque, el techo de zinc y los muebles de madera antigua. Este lugar recibe a los comensales con un aroma a leña y especias, junto al calor que se desprende del fuego en el que se asan los cuyes y los pollos.
De un pequeño cuarto del local, que solo se cierra con una tela azul, sale a atender a los comensales Rosita, la dueña del restaurante, una señora algo mayor; ella se acerca a las mesas de sus clientes con una gran sonrisa y secando sus manos con un delantal.
El local tiene 12 años de antigüedad y, según quienes allí comen, ella prepara los mejores pollos y cuyes de la región, “este lugar se creó poco a poco con la ayuda de toda una familia que atiende y prepara la comida”, señala la mujer. En sus inicios el negocio solo vendía cuyes y pollos, luego se fueron añadiendo más platillos como el chancho, borrego, conejo y pato que solo se preparan bajo pedido.
Muchas personas compran estas comidas para llevar dentro de su equipaje cuando viajan al exterior o envían a sus familiares que están fuera del país, en especial en los Estados Unidos y España. Los cuyes que se asan en este local son criados y alimentados con alfalfa por Rosita y su familia, y pueden llegar a medir hasta 40 centímetros.
Los migrantes de esta región extrañan sus platos favoritos, mientras que los extranjeros los ven sorprendidos, miran con curiosidad y hasta les toman fotografías.
El caldo de gallina, otra especialidad de los restaurantes que están en este lugar, se hace en ollas de barro que se calientan en leña. Este plato se sirve bien caliente junto al mote, la cebolla verde picada y mucho ají.
El arroz con pollo asado es el plato perfecto para quienes no desean comer cuy. En la mesa no puede faltar el ají de pepa, acompañante ideal de la comida, el cual es una salsa espesa elaborada a base de pepas secas de zambo a la que se le agrega cebolla blanca, ají rocoto, comino y sal.
La bebida típica que se ofrece al público es el agua de sangorache, que es una infusión de varias hierbas que crecen en el sector; también está el tradicional canelazo, típico de la Sierra ecuatoriana, que se prepara con agua hirviendo, canela y azúcar o panela; luego se le agrega puntas (licor artesanal) o aguardiente de caña, traído con especial esmero desde el valle de Yunguilla.
Los precios de los platos varían. El cuy entero cuesta entre $ 12 y $ 30, dependiendo de su tamaño e incluye papas y mote; el pollo entero tiene un valor de $ 18 e incluye mote, papas y consomé; el caldo de gallina cuesta $ 2,50; el plato de cuy tiene un valor de $ 4,50 y el plato de pollo asado cuesta $ 3,50. Las bebidas van desde $ 1 la jarra de agua de sangorache hasta $ 6 la jarra de canelazo.
Los restaurantes que están en este sector de Cuenca atienden desde los días viernes hasta los domingos. Solo el Doña Rosita vende semanalmente entre 70 y 80 cuyes y entre 50 y 60 pollos asados. Esta suerte también corren los demás locales que están en este trayecto, pero piden que haya promoción por parte de las autoridades. (F)