El entendimiento alcanzado al mediodía del martes entre los prefectos de Guayas y Azuay no solo resolvió la pertenencia de 609 km2, sino que también estableció a qué provincia pertenecen determinadas comunidades.  
Así el acuerdo determinó la distribución de 608 km2 entre ambas provincias: 24 comunidades asentadas en 290 km2 quedarán como parte del Guayas. Para Azuay, en cambio, son 18 comunidades asentadas en 310 km2.

Solo queda pendiente por definir la pertenencia del recinto Abdón Calderón, de menos de 1 km2, mediante una consulta popular cuya convocatoria la hará el presidente de la República, Rafael Correa. El documento, firmado por Jimmy Jairala, por Guayas, y Paúl Carrasco, por Azuay, subraya la voluntad política y de unidad nacional entre ambos prefectos, por haber resuelto la controversia en el menor tiempo posible, sujetándose a los mecanismos que otorga la Ley de Fijación de Límites. El convenio no dejó satisfechos a todos, especialmente, a los pobladores de Ponce Enríquez.

“En Camilo Ponce Enríquez exigimos respeto a la ley 2002-064”, se exhibía en uno de los carteles de los manifestantes de la población que se oponen al acuerdo.

Rogelio Vásquez, habitante del lugar, afirmó que existen intereses, ya que su cantón es netamente minero. “Hay intereses por la producción mineral que genera nuestra ciudad”, indicó el ciudadano.

El fin de la diferencia limítrofe le representó un costo político a la organización del prefecto Carrasco (Participa).

El alcalde de Ponce Enríquez, Manuel Espinoza, decidió desafiliarse del movimiento. El burgomaestre afirmó que “ya no existen las condiciones de afinidad política, lazos de comunicación y puntos comunes con los que se identificaron en algún momento y por los que luchó junto a la autoridad provincial”.

Al respecto, Carrasco expresó que respeta la decisión de Espinoza de querer irse del partido. “El Alcalde no estaba de acuerdo, no solo con mi decisión, sino que ya hace varios meses quería irse, pensando en que le van a dar recursos en el Gobierno Nacional”, aseveró.

Jairala fue más optimista. “El gran ganador es Ecuador y la hermandad entre dos pueblos que nunca más van a estar separados por una línea mal trazada”.