Abandono de ancianos en un asilo de Loja
En Loja existen tres asilos, uno de ellos es el Hogar de Ancianos de las Hermanas Dominicas, con 76 años de historia. Allí las monjas cuidan a 48 adultos mayores: 28 mujeres y 20 hombres, sin embargo, el 60% de ellos no tiene familiares.
En algunos de los casos, los allegados de estas personas ya han muerto o viven en otras ciudades.
Agustín Arellano, oriundo de Puyango, llegó al asilo luego de haber caído enfermo. Tiene 78 años y lleva 6 al cuidado de las Hermanas Dominicas. Su semblante y su voz se quiebran al recordar a sus seis hijos, -dos de ellos en España-, pero los que están en Loja no lo visitan.
“Son ingratos, uno da toda una vida por ellos y ni siquiera se acuerdan de uno”, dijo con tristeza. En este sitio hay plantas de café y durante las mañanas don Agustín suele limpiarlas de maleza, ya que su pasatiempo favorito es permanecer en las huertas.
Para la hermana Hilda Pesántez Pizarro, directora del hogar, las excusas de los familiares por no visitar a sus padres son de todo tipo.
“Unos dicen que sus ocupaciones no les permiten venir o que viven en otras partes”, comentó. Además, dijo que los allegados buscan -en su mayoría- librarse de un peso dentro de la casa.
La labor que cumplen las seis monjas de la congregación y otros colaboradores es titánica. Para ellas su día empieza a las 05:30 rezando en la capilla, acto en el que también participan algunos ancianos. Luego, estos últimos reciben la terapia ocupacional y de rehabilitación en el transcurso del día. La mayoría de ellos sufre problemas de hipertensión, diabetes y depresión. Sin embargo, el hogar contribuye con su recuperación a través del chequeo diario con profesionales de nutrición, psicología y rehabilitación.
El principal apoyo del asilo es la fundación Daniel Álvarez, no obstante, también reciben el aporte del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). En este trabajo, muy poco reconocido, se suman jóvenes que desinteresadamente dejan sus ocupaciones para colaborar.
Los chicos del grupo Regalando sonrisas, estudiantes de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad Técnica Particular de Loja y de la carrera de Enfermería de la Universidad Nacional de Loja acuden en su ayuda.
Gabriela Noblecillo afirmó que para ellos es un placer brindar su aporte, especialmente con los adultos que no tienen familiares.