Llegar con una idea y salir con algo físico que cumpla la función deseada es algo que se puede lograr en los talleres de fabricación Fab Lab. Este espacio, ubicado en el Centro de Emprendimiento Innopolis, en la Ciudad del Conocimiento Yachay, brinda a cada usuario acceso a una amplia gama de tecnología digital.

Cuenta con más de 20 máquinas, dentro de las que constan impresoras 3D, cortadoras láser, maquetadoras, fresadoras, entre otras. Su particularidad reside en la facilidad para la materialización de ideas a través de sus implementos altamente tecnológicos. Este lugar es una plataforma técnica de invención donde se dictan talleres permanentes con el fin de democratizar la fabricación, ofreciendo un conjunto de posibilidades para transformar la información en objetos y los objetos en información.

En la actualidad, cuatro jóvenes ecuatorianos (Diego Bustos, Carlos Moreno, Roberto Gallo y David Salvador) pertenecen a la red Fab Lab Ecuador, con iniciativas propias y proyectos desarrollados en cualquier parte del mundo. Diego Bustos, actual Fab Lab Manager del laboratorio, es uno de los participantes con su proyecto Dust Cleanetor, una aspiradora inalámbrica monitoreada mediante una aplicación para el teléfono celular de modo manual y de forma automática.

El proyecto está pensado en la limpieza y aseo de lugares, sobre todo para personas con enfermedades respiratorias, como asma, rinitis, bronquitis, que requieren ambientes limpios, así como para personas con discapacidad física que no pueden estar manipulando uno de estos artefactos.

“Este es un espacio en el que puedes crear y plasmar las ideas que tú tienes en un objeto físico. La aspiradora inalámbrica inició como una idea y ahora es un objeto real que tiene movimiento propio con sensores que al contacto con una superficie permiten que cambie su trayectoria”, dijo Bustos.

El vínculo con la comunidad dentro de los laboratorios Fab Lab es uno de los ejes de trabajo. Actualmente, proyectos con los artesanos del cantón Urcuquí se desarrollan con capacitación y utilizando el diseño, la digitalización e impresión. Otro de los campos de acción es la comunidad estudiantil del sector, la cual ofrece soporte a los estudiantes del Instituto Tecnológico Superior 17 de Julio, con apoyo en la ejecución de proyectos escolares, indicó. En ella se trabaja con ideas, capacitación y materiales de laboratorio.

Con 24 años de edad y oriundo de Latacunga, Carlos Andrés Moreno ha fabricado un robot diferencial que ayuda a transportar pequeños objetos con un peso máximo de 10 libras. Con un manejo predefinido realizado con líneas de control o un manejo manual, utilizando una aplicación que monitorea el artefacto en tiempo real, este prototipo logra mover -de un lugar a otro- objetos dentro de un espacio definido. “Al diseñar mi robot pude construir el hardware, la parte tangible y terminar un prototipo 100% hecho en Ecuador”, señaló Moreno.

Otro proyecto es el lápiz analógico-digital para dibujo 2D y 3D. Esta herramienta contiene las ventajas de un lápiz o esferográfico común y los beneficios de los programas de computadora. Según Roberto Gallo, diseñador gráfico y creador de este artículo, el lápiz permite que una persona escriba en una hoja de papel, cuaderno o pizarra y se registre en el computador, lo que le facilita al usuario tener sus apuntes tanto en el mundo físico como en el digital.

“Esta nueva función permitirá a las personas realizar anamorfosis e incluso hacer dibujos en tercera dimensión, algo que es imposible en el mundo físico”, mencionó Gallo.

En el desarrollo de la tecnología existe un campo de estudio que se enfoca en la fabricación digital, especialmente en la impresión 3D, que permite digitalizar objetos en tres dimensiones y fabricarlos materialmente.

La bioimpresora 3D, desarrollada por Roberto Gallo, segunda iniciativa de este joven científico, se basa en un desarrollo ya existente de una impresora 3D open source llamada ‘Falla’ desde donde se innova. Lo nuevo de esta impresora será la capacidad que tenga de usar biomateriales para aplicaciones médicas.

Desarrollar productos útiles para la sociedad en general es parte de los procesos de creación de los laboratorios digitales. Uno de estos es la creación de gafas para gente con discapacidad visual, una iniciativa de David Salvador, estudiante que realiza su diplomado de Fabricación Digital en Fab Lab.

Estas gafas están destinadas específicamente para personas no videntes, pues brindan mayor autonomía al momento de movilizarse por su ciudad, ya que ayudan a identificar mediante un aviso, si se encuentra cerca de una persona, pared, poste o señalética con la que puede golpearse.

En 2002 emergen los primeros Fab Labs en India, Costa Rica, Noruega, Boston y Ghana, siendo una unidad de producción a escala local. Alrededor del mundo, actualmente  existen alrededor de 450 laboratorios de este tipo.

El concepto de Fab Lab surgió con la red fundada por el Center for Bits and Atoms (CBA) del Massachussets Institute of Technology (MIT), que creó un espacio caracterizado por el trabajo colaborativo, el acceso a información y nuevas tecnologías, la eliminación de barreras como patentes, así como la participación conjunta de académicos, empresas y la ciudadanía. (I)

El presupuesto para los equipos y certificaciones FabAcademy es de aproximadamente $ 500.000, cubiertos por Yachay EP y Schlumberger del Ecuador. Foto: Yachay EP