No pierde cuidado de los detalles a la hora de cocinar. La carne ya está puesta en la olla, junto con diversas legumbres. Doña Ignacia Bello bate el caldo mientras las llamas consumen la leña.

“Ya le falta poco tiempo”, expresa con una sonrisa esta trabajadora mujer. Tiene que preparar sus alimentos al pie de la carretera entre Jipijapa y Montecristi, exactamente en Quimís, localidad donde la venta de miel de abeja en la vía es una de las principales actividades económicas de su gente.

Justamente Ignacia es una de las personas que se dedica a la comercialización del dulce producto. Son las 11:20 y aún no ha vendido nada.  Pero eso no le quita su contagiante sonrisa. “Aquí estamos aventurando el día, ojalá se venda algo”, lanza.

Está acompañada de su nieto, Jonathan, quien también vende miel. Esta madre de familia espera que el negocio mejore en estos días de carnaval. Dice que se ven pasar más carros, pero que esto no es sinónimo de más compradores. “Aunque usted no me crea, muchos feriados son más bajos que un día normal, porque la gente está más apurada en llegar a la playa”, indica Ignacia, quien tiene 8 años en el negocio de la venta de miel y de palo santo.

De igual manera, se mantiene en que vendrán días mejores para la venta de miel, producto que ha escaseado en Quimís debido a la falta de floración en la zona. Con el invierno la situación mejorará, ya que las flores del campo estarán en su punto para que las abejas se alimenten del néctar.

Ante esta situación, Ignacia compra el producto a un comerciante que tiene panales en Sabana Grande, cerca de Cerecita, en la vía Guayaquil- Playas.

Una situación similar es la de Marielena Quimís, quien adquiere el producto de un comerciante de Pedro Carbo, Guayas. “No compramos mucho para este feriado porque la producción ha bajado. Nosotros tenemos panales, pero no estamos produciendo por la falta de floración”, manifiesta.

Marielena expresa que el invierno será de gran ayuda para que la cantidad de miel aumente, pero “si llueve mucho, las flores se pueden dañar  y será como si no hubiese floración”.

Una venta promedio de Quimís, quien es una de las varias personas de su familia que se dedica al negocio de la miel, es de $ 10 diarios, “aunque hay algunos días en los que no se gana nada”.

Lo máximo que alguna vez vendió fueron $ 120, “pero eso fue algo extraordinario, fue un lunes” recuerda. Ahora, si el día es muy bueno, vende algo más de $ 30”.

Del palo santo, producto que se utiliza para hacer sahumerios y así  ahuyentar a los mosquitos, vende alrededor de 5 fundas diarias, las  que tienen un costo de $ 1.

Para la mantense Mariuxi Zambrano no hay mejor miel que la de Quimís. La mujer, que vive en el barrio Santa Martha, destaca que el producto es de primer nivel. “Las veces en que he comprado la miel de Quimís, siempre ha sido de buena calidad, pura. A mi hijo le gusta mucho, yo la utilizo bastante para suplir el azúcar”, manifiesta.

Otro de los productos que Zambrano compra es el palo santo. “En la casa lo quemamos para ahuyentar al mosquito del zika”, asegura.

Rocío Pincay, presidenta de la asociación de vendedores de miel de Quimís, espera que las ventas suban en este feriado. Su choza está ubicada a escasos metros de su casa, del lado derecho de la vía Jipijapa-Montecristi. Es uno de los últimos negocios en la ruta que se dedica a la venta de miel y palo santo.

“Espero que nos vaya mejor que el año pasado. Nosotros vendemos miel de primera calidad, sin ningún aditivo. Es un producto 100% garantizado el que se llevan los clientes”, lanza doña Rocío, quien entre sus productos tiene a disposición de los clientes la esencia de palo santo.

Este extracto es utilizado, explica la dirigente, para aliviar dolores musculares, de cabeza. Además, con este producto también prepara mentol. “Hacer estos productos no es algo fácil. Yo me capacité por más de 3 meses con especialistas para poder darle un plus a mi negocio”, comenta.

Más de 30 personas forman parte de la asociación que dirige Pincay. Asegura que el grupo trabaja unido para potenciar a Quimís, localidad que años anteriores era agrícola, pero que con la falta de lluvias debió dedicarse a otras actividades, como la cría de animales, el comercio de carretera y la producción y venta de miel. (I)

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Venta de piezas de barro

El comercio se mezcla con la cultura en La Pila

Llegando a la parroquia La Pila, a 15 minutos de Quimís, la turista Kathy Quiñónez desciende de su automóvil para observar las artesanías. Pregunta por precios hasta encontrar lo que busca, un cuadro de la Última Cena para su sala.

En su recorrido, Saltos queda cautivada por artesanías como las réplicas precolombinas y las piezas talladas por comuneros. Le agrada la atención que recibe. Los habitantes de esta localidad se dedican, en su mayoría, a la elaboración y comercialización de las artesanías.

Jhonny Muentes, artesano, detalla que en el lugar hay más de 30 locales. Las piezas van desde los $ 5 en adelante.

Con el fin de poder vender con libertad las réplicas de piezas artesanales milenarias de la zona, los comerciantes recibieron sellos por parte del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.

Al certificar que se trata de una réplica, las piezas pueden ser sacadas del país. Previamente a la obtención de los sellos, las artesanías eran retenidas en los aeropuertos para evitar el contrabando, debido a que se podía tratar de piezas originales. La Pila fue la primera localidad en la que se realizó la entrega de estos sellos por parte del INPC. (I)