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Ecuador, 10 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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La falta de lluvias es otra de las limitantes en la zona

La Segua, un humedal que se seca por la falta de ingreso de agua

La Segua, un humedal que se seca por la falta de ingreso de agua
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En el corazón de Manabí existe un sitio rico en flora y fauna, cuyo ecosistema peligra. Son 1.742 hectáreas de vida silvestre que se ven amenazadas y sin recursos para su supervivencia. Es uno de los entornos más bellos de la provincia, se encuentra ubicado a 10 minutos de la parroquia San Antonio, del cantón Chone, pero su ingreso se torna un tanto difícil, ya que carece de la señalización adecuada.

Se trata del humedal La Segua. Es un pantano con una extensa llanura, en la confluencia de los ríos Carrizal y Chone, que en invierno aumenta su caudal, pero en verano evidencia sus necesidades.

Su existencia ha estado ligada a la agricultura, pero los regantes que suministraban agua se han visto restringidos, por lo que el humedal empieza a secarse. “Aquí todo aporte es voluntario, Desde hace un par de años soy yo quien asiste diariamente a este santuario. Las promesas de ayudar y aportar quedaron en eso, solo promesas”, relata nostálgica María Auxiliadora Corral, la única guía del humedal, ya que por falta de presupuesto el personal de la reserva dejó de ayudar.

Para iniciar el recorrido, María cuenta acerca de la iniciativa de la convención Ramsar (pacto internacional para la conservación y el uso racional de los humedales). El 7 de junio de 2000, La Segua fue declarado como uno de los principales humedales que deben ser protegidos a escala mundial, por su riqueza, tanto en fauna como en flora, especialmente por las aves que habitan en este sitio.

Este lugar representa un recurso de gran valor para el entorno natural. Alberga aproximadamente a 169 especies de aves tanto acuáticas y terrestres, locales y migratorias. Estas últimas arriban entre agosto y enero, siendo La Segua un lugar de tránsito temporal para descansar y alimentarse, indicó María.

Varias de las especies que residen en la zona utilizan el humedal para cortejo y anidación, por lo que llegan en invierno y verano con el fin de reproducirse.

Las especies que se encuentran en peligro o altamente en amenaza son el Netta erythrophthalma, Cairina moshota y Carduelis siemiradzkii, debido a las actividades que se realizan en las áreas de tierra firme.

El alto nivel de deforestación provoca la sedimentación de abundante material. Además, en sus sembríos, los agricultores utilizan agroquímicos tóxicos que contaminan el agua.

Durante el recorrido por un sendero, el cual es denominado Los Caimanes, la especie más vista y escuchada es la Jacana, un ave que se puede desplazarse por tierra con facilidad, por las patas y dedos largos que posee.

A pocos metros de la caseta de información se encuentra una cabaña de interpretación que brinda sombra y cálido ambiente. Ahí la guía muestra los valores y principios con que inició este proyecto de conservación, a través de pinturas en las que reflejan un antes, después e incluso una proyección de este humedal. Al hablar de los planes que hay para el sitio, suspira y confiesa: “Yo espero que algún día se concrete este sueño”.

El proyecto de conservación ambiental contempla la construcción de senderos, señaléticas, baños, centro de información turística, torre elevada para avistamiento de aves y servicio de guías y guardabosques.

Para una mayor apreciación de aves como el pato silbón canelo, la garza cocoi, la cigüeña americana y el gavilán caracolero, entre otros, se construyó una torre.

Al finalizar el recorrido por el sendero, un rústico muelle da lugar a una impresionante vista de la extensión del sitio, que cuenta con pequeñas islas de lechuguines, plantas que sirven de alimento y refugio para ciertas especies de aves. Incluso se puede observar huevos de caracoles.

Daños ambientales y factores de riesgo

Varios biólogos, científicos y ornitólogos de distintos lugares del país y del extranjero (principalmente de Norteamérica) frecuentan este ecosistema. Ellos comentan a la guía la preocupación sobre la plantación de palmas de coco, que se encuentran colindantes con la ronda del humedal. Según ella, es el principal problema que afecta al pantano.

“Son grandes espacios de terrenos que están ocupados por camaroneras disfrazadas de sembríos. Lo más cuestionable es que a sabiendas de la importancia de estos espacios, las autoridades no han presentado planes de protección, ni presupuesto para adecuar las pocas y acabadas estructuras con las que cuenta este espacio”, asegura María.

Los terrenos donde se asienta el humedal son de propiedad privada. El área fue otorgada en comodato a la organización Ramsar. El grupo de propietarios del humedal La Segua está compuesto por 27 personas. Además de las plantas de palmera, está el problema de abastecimiento de agua. Los terrenos colindantes impiden el paso de agua de los ríos Chone y Carrizal.

El problema —explica Corral— es que al no tener acceso directo de La Segua hacia los 2 torrentes, el nivel del agua baja y con la sequía que afecta al lugar el flujo normal para el humedal se ve obstruido y varias especies se ven afectadas. Regularmente, la profundidad del humedal tiene 4 metros, pero en la actualidad está entre 2 y 3 metros.

La guía afirma haber realizado múltiples pedidos de ayuda para mejorar la situación de La Segua, tanto al Municipio de Chone, como al Ministerio de Ambiente, pero indica que no ha tenido respuestas.

Sitio turístico en decadencia

Los registros que han mantenido durante 2015 evidencian una baja en visitas. Hay semanas en las que no hay turistas. Las visitas más frecuentes son las de estudiantes universitarios de Chone, Manta y Jipijapa. La visita finaliza con un paseo en canoa que invita a comprometerse con la naturaleza, para evitar que este santuario muera lentamente y en silencio. (I)

En La Segua se puede ver a unas 169 especies, como flamencos, gaviotas de Alaska, patos estadounidenses y más. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo

DATOS

El mayor sustento de las cerca de 100 familias que viven en La Segua es la pesca de especies que hay en el humedal.

Este hábitat es, por lo general, una superficie plana que se inunda de manera permanente o intermitente. Al cubrirse de agua, el suelo se satura, dando lugar a un ecosistema híbrido y rico en especies.

En el estanque natural abundan las tilapias, chames y langostas.

Hace más de 40 años, en el humedal había caimanes, los que desaparecieron por la caza indiscriminada.

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