Personal del Sistema Integrado de Seguridad ECU 911 Ambato compartió con habitantes de la parroquia de Guaytacama, en la provincia de Cotopaxi.

En el encuentro recibieron información sobre el correcto uso de la línea única de emergencia.

“La seguridad es tarea de todos”, fue el eslogan que se manejó en la asamblea convocada en esta comunidad cerca de Latacunga.

Intervinieron más de 100 personas. Los participantes expresaron varias inquietudes, una de ellas sobre la coordinación que realiza la central con las demás instituciones vinculadas al servicio en caso de una emergencia.

Guaytacama ocupa el octavo lugar, entre las 40 parroquias de la provincia de Cotopaxi, con el mayor índice de urgencias. De enero a junio se registraron 558 incidentes.

Entre los sucesos se destacan 131 denuncias tipificadas, 76 personas que pidieron auxilio, 70 escándalos en la vía y 58 riñas familiares. También fueron reportados 36 robos, entre otros hechos que fueron atendidos por los socorristas y personal de la Policía.

Conscientes de la gran inversión que el Gobierno Nacional realiza con la implementación del Servicio Integrado de Seguridad a escala regional, los habitantes de Guaytacama se comprometieron a ser responsables con la línea única de emergencia: 9-1-1.

Esta parroquia tiene un pasado histórico muy rico que se remonta a la época de los Panzaleos, Caras y Colorados, quienes habitaron en la hoya del Pumacunchi. En este sector, según los historiadores locales, transitaron los conquistadores indígenas y los mitimaes, los europeos y los libertadores.

Guaytacama se siente orgullosa de sus raíces, su identidad y sus valores culturales forjados a través del tiempo.

Es una de las parroquias rurales más visitadas en Cotopaxi. Su nombre es viene de 2 palabras quichuas: guayta, que significa “jardín de flores pequeñitas” y camac, “cuidador”.

Es decir Guaytacama significa “cuidador del jardín de flores pequeñitas”. Entre los atractivos turísticos se destaca el Santuario de Cuicuno, que fue edificado en el siglo XVI y perteneció a la familia Robayo.

En ese sitio, un indio de Guápulo (Quito) compró a esta familia 2 caballerizas (medida de área española), para sembrar un árbol de quishwar, también conocido como “Árbol de Dios”.

La planta está asociada con los ancestros nativos Mallqui que fueron famosos por sus celebraciones funerarias.

Señala la tradición que en 1670, se cortó un árbol de quishwar y para asombro de los fieles se encontró una figura de Cristo. Este es el origen de la devoción al Señor del Árbol de Cuicuno.