Nubosidad ‘cobija’ al volcán Tungurahua, dificultando el monitoreo visual
La noche de ayer y madrugada de hoy, el volcán Tungurahua permaneció oculto tras una espesa nubosidad. Al parecer la ausencia de viento procedente de la Amazonía, que a diario sube por el flanco oriental de la montaña, provoca la acumulación de nubes en la base, quebradas y cráter.
Esto dificulta el monitoreo visual del coloso desde varios miradores, como el Observatorio del Volcán (OVT), ubicado en el sector Guadalupe en el cantón Patate, Palama en la parte alta de Ambato, y la Estación de Monitoreo Ventanas en Baños.
Así lo confirma el reciente informe del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), en el que además se reporta que la actividad sísmica del Tungurahua sigue siendo alta.
Desde el 25 de noviembre al interior del volcán existe gran movimiento de fluidos, lo que ha provocado un ‘enjambre de sismos’, según los vulcanólogos.
Uno de ellos es Francisco Vásconez, técnico de turno del OVT, quien destaca que en la actualidad la frecuencia de movimientos telúricos es de 7 por hora.
“Actualmente la actividad sísmica ha descendido en comparación del pasado miércoles. Aquel día se producían al menos 34 temblores cada 60 minutos, por lo que se prevé una reactivación aún más agresiva que la del pasado 9 de noviembre”, dijo.
La tarde de aquel día las emisiones de ceniza sobrepasaron los mil metros de altura sobre el cráter, y el cambio de dirección habitual del viento provocó una fuerte caída de ceniza en Pelileo, Ambato, Cevallos y varios caseríos de Mocha y Quero.
Hasta el momento el IG ha contabilizado más de 1.400 sismos, perceptibles solo por los aparatos de medición en las estaciones de monitoreo, asociados a movimiento interno de magma.
Pese a que ahora en Ambato, Pelileo, Patate y otros cantones de Tungurahua el cielo está despejado, el coloso permanece ‘cobijado’ por densas nubes. A pesar de esto por sobre la nubosidad se observa expulsión de columnas de gas y vapor de agua, de color blanco.
Hasta el cierre de esta edición no se reportó caída de ceniza nocturna, lahares ni lluvias, en ninguno de los poblados aleñados al Tungurahua. (I)