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El Telégrafo
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Uno de los atractivos naturales más importantes en cotopaxi

Más de 1.000 turistas por mes arriban al Quilotoa

El descenso hacia las aguas color turquesa de la laguna toma alrededor de 40 minutos de caminata. Foto: Silvia Osorio / para El Telégrafo
El descenso hacia las aguas color turquesa de la laguna toma alrededor de 40 minutos de caminata. Foto: Silvia Osorio / para El Telégrafo
29 de julio de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Centro

A 66 km de Latacunga está una de las maravillas naturales más impresionantes de Cotopaxi: la laguna del Quilotoa. Allí, el turismo comunitario se convirtió en una forma de vida. Más de 1.000 visitantes arriban mensualmente.  

A 3.800 metros de altitud, en una parte de la Reserva Ecológica Los Illinizas, en la parroquia Zumbahua (Pujilí), se encuentra el complejo turístico del Quilotoa, que incluye un centro de artesanías, hosterías, un parqueadero, senderos, zona de camping y paseos en kayak.

En la zona artesanal hay más de 30 puestos en los que se venden bufandas, guantes, gorras, suéteres y chalinas, elaborados con lana de alpaca. También hay llaveros, esteras, cuadros y caretas fabricadas por los artesanos de Tigua.

Esta construcción, de una sola planta, guarda el encanto de las casas de teja que abundan en los poblados cercanos. “Los sábados, domingos y días feriados son los de mayor concurrencia. De lunes a viernes el negocio decae”, dijo María Toaquiza, cuyas ventas mayores (80%) se concretan con turistas extranjeros.

Para descender del complejo hacia las turquesas aguas de la laguna, que está dentro del cráter del volcán, hay que caminar por un sendero, por cerca de 40 minutos.

El espejo del agua tiene 3 kilómetros y una profundidad promedio de 240 metros. En el entorno, los comuneros se organizaron y con la colaboración del Ministerio de Ambiente pusieron en marcha el proyecto de paseo en kayak (canoa individual de remo). Hay 5 de estas naves y el paseo de media hora cuesta $ 2,50.

La turista quiteña Andrea Silva probó el viaje y dijo que era maravilloso. “Los colores de la laguna varían de acuerdo con la intensidad del Sol”, manifestó.

Para ascender el largo y empinado sendero, los comuneros cuentan con mulas y caballos que alquilan a $ 10. “Cada animal es capaz de realizar hasta 20 carreras diarias”, aseguró Miguel T.

Pero no todos están de acuerdo con este medio de transporte. Algunos opinan que es inhumano forzar a las mulas a emprender este duro y empinado camino. Otros prefieren efectuar el ejercicio. “Creo que sería una maravillosa idea que se colocara una tarabita. Así los comuneros podrían atraer más turismo y se protegería a los animales de tanto desgaste”, sugirió Graciela Proaño, turista.

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