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El Telégrafo
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El lugar fue declarado área protegida por el mae hace 19 años

Llanganates, un rincón para rescatar el humedal

Una actividad efectuada en la visita al Parque Llanganates fue la denominada Caravana de las Llamas. Fotos: Silvia Osorio / para El Telégrafo
Una actividad efectuada en la visita al Parque Llanganates fue la denominada Caravana de las Llamas. Fotos: Silvia Osorio / para El Telégrafo
16 de febrero de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Centro

El trajín fue intenso afuera de la Municipalidad de Salcedo, en Cotopaxi. Cientos de personas esperaban abordar los buses que las llevarían al Parque Nacional Llanganates, ubicado a 4.638 metros de altitud.

Los 6 buses asignados con ese propósito por el Cabildo de Latacunga se llenaron en pocos minutos. Y a las 09:00 empezó el viaje hacia una de las reservas ecológicas más importantes del Ecuador.

El fin de los visitantes fue participar en un programa especial para conmemorar el Día Mundial de los Humedales, que ocurrió el 2 de febrero.

Tras 2 horas de travesía, el helado ambiente del páramo alertó a la gente sobre su inminente ingreso a las lagunas de anteojos.

El programa inició con una caminata. Orley Ochoa, guía del parque, explicó a los presentes que en 1971 se firmó un  convenio sobre los Humedales en Ramsar (Irán).

Por eso, estos espacios vitales como los Llanganates fueron reconocidos como ‘zona Ramsar’. Este es el primer tratado en el planeta relacionado con la conservación y el uso racional de los humedales.

El parque se encuentra entre los límites de las provincias Cotopaxi, Pastaza, Napo y Tungurahua. La zona  fue declarada área protegida hace 19 años.

Según el Ministerio de Ambiente, en sus 220 mil hectáreas existen 198 especies de flora y otras 300 de fauna. Solo en Cumbijín Sacha (Salcedo) hay entre 60 y 70 lagunas.

Además cada sector tiene su propia geología (tipo de suelo) y diferentes niveles de precipitaciones, que define su biodiversidad.

Ochoa interactuó con los visitantes. Quería grabar en sus mentes la importancia de cuidar los humedales generadores del agua que consume la ciudad y riega los campos. A las 11:00, el alcalde Héctor Gutiérrez y el prefecto de Cotopaxi, Jorge Guamán, inauguraron el evento con discursos ambientalistas.

El evento empezó con una caminata por el páramo. Muchos no conocían la fauna y la flora que todavía existe en esta zona protegida.

La ‘Caravana de las llamas’

Tras los discursos, empezó el evento central, la denominada ‘Caravana de las llamas’. Enseguida los comuneros de la parroquia Panzaleo, como Sacha Cumbijin y Papahurco prepararon a sus camélidos. También se escogió a la ‘llama símbolo’, la más arreglada y la más veloz. Hubo categorías por edad y tamaño.

Los presentes se divirtieron alentando a los animales que competían por el reconocimiento. Marcia Iza, de 9 años, cabalgó a ‘Florinda’ y aunque no ganó, se sintió feliz por participar. “La quiero mucho porque es mi amiga y no me gusta pegarle”, dijo la menor y lamentó que los demás participantes usen el látigo para hacerlas correr más rápido.

El evento fue cordinado con la Policía y el Cuerpo de Bomberos. Se estima que arribaron más de 1.000 personas que disfrutaron de la zona verde y de los 13 puestos de comida típica.

Las ollas evaporaban olores de caldo de gallina, papas con cuero, habas con queso, choclos, morocho de dulce, fritada, chicha de jora, mote con chicharrón, entre otros.

Soraya Tinajero llegó de Ambato y saboreó las papas con cuero a $ 1. “El plato está barato y delicioso. El sabor de esta papa no se compara con la que venden en la ciudad”, manifestó.

Cerca de la laguna, los yachacs (curanderos) realizaron un ritual ancestral. “Hay que saludar a nuestra madre tierra, pedirle permiso para estar aquí”, adelantó Heriberto Tercero, yachac salcedense.

A las 13:30 llegó la lluvia. La mayoría de asistentes se marchó de la zona abierta. Todos indicaron estar felices por haber acudido al lugar y por reflexionar sobre los humedales y la necesidad de protegerlos.

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