La belleza natural de sus alrededores ha impulsado en los últimos años al sector turístico. Hay dos hosterías.
Legado histórico del Qhapaq Ñan aún se conserva en un tramo de Tungurahua
El esplendor del imperio Inca, uno de los reinos precolombinos más importantes de Sudamérica, aún se aprecia en vestigios arqueológicos y en la herencia lingüística de varias naciones de la región andina.
El quechua, idioma oficial del Incario —con múltiples variaciones—, es fiel muestra del alcance que tuvo esta civilización, al igual que ciertas reliquias arquitectónicas y de ingeniería que aún se mantienen en pie a pesar del paso del tiempo.
Una de ellas es el Qhapaq Ñan, una red vial de aproximadamente 30 mil kilómetros de longitud que unía a todos los territorios del Tahuantinsuyo y atravesaba los actuales territorios de Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y ciertas zonas de Colombia.
Su nombre está conformado por 2 vocablos kichwas que en castellano significan “camino real”, y que localmente es conocido también como Camino del inca. Esta ruta permitió el desarrollo económico, social y político del reino así como el intercambio mercantil entre estas localidades con el Cuzco, capital del Tahuantinsuyo.
Según historiadores locales la importancia de esta senda trasciende el ámbito político y comercial del Incario, y es ejemplo de los enormes proyectos viales y arquitectónicos de esta civilización.
“En resumidas cuentas, el Qhapaq Ñan representa una gran parte de la historia de la Sudamérica precolombina. Por allí recorrían tropas militares, mensajeros, personajes de la realeza Inca, obreros y miles de mercaderes; por ello es fundamental no dejar que este vestigio se pierda, pues estaríamos dejando morir un compendio cronológico invaluable”, dijo Pedro Reino, cronista.
Recuperación de la vía
En 2013, la prefectura de Tungurahua emprendió la pavimentación y señalización del tramo que atraviesa las parroquias ambateñas Augusto N. Martínez, Atahualpa, Unamuncho y Cunchibamba.
A fin de mantener el sentido histórico de este intervalo de 20 kilómetros, a un costado se conserva un angosto carril de piedra y gres que evoca los antiguos chaquiñanes por los que corrían los chasquis (mensajeros) del imperio Inca.
“Aunque se asemeja a una ciclorruta, este espacio es un ejemplo de conservación que permite el desarrollo vial, pero a la vez respeta la memoria histórica. Se espera que las autoridades de Cotopaxi hagan lo mismo y continúen con el asfaltado desde Panzaleo, en el cantón Salcedo”, aseveró Ricardo Miranda, docente cotopaxense.
No obstante, una sección de 8 kilómetros desde Pucarrumí, en el límite con Cotopaxi, aún no ha sido pavimentada y presenta daños provocados por el invierno. El Camino Real es una carretera paralela a la Panamericana Norte, principal vía de acceso hacia el norte y sur del país. Allí se ha empezado a notar un despunte del turismo debido a la belleza natural de los alrededores.
Juan Acurio, dueño de la hostería Qhapaq Ñan, explica que “la vía es ornamental y sirve para fomentar el turismo y la agricultura de ambas provincias. Incluso, a futuro pediremos a las autoridades que construyan sitios de venta para los productos agrícolas y artesanías que se elaboran en la zona”.
Para Rafael Chuquisán, agricultor de la parroquia Cunchibamba, es necesario que la Prefectura de Cotopaxi complete el asfaltado en su jurisdicción.
“Se debe seguir el ejemplo de las autoridades tungurahuenses y rehabilitar el sendero en cuyos costados se cultiva papa, cebolla, tomate, y más productos. Así, el turismo será una actividad productiva más del lugar al igual que la ganadería, la avicultura, la piscicultura y la agricultura”, dijo Chuquisán. (I)