Las figuras del museo Salasaca parecen tener vida
Con el fin de reforzar la identidad y la historia de este pueblo indígena, se abrió el Museo Etnográfico del Pueblo Salasaca, en Tungurahua.
El local fue inaugurado el 25 de enero de este año, frente a la plaza artesanal que se levanta a un costado de la carretera Ambato-Pelileo, con una inversión inicial de 500 mil dólares.
Según la promotora Jeannette Morales, los visitantes aprecian la originalidad de las esculturas y la recreación del entorno de este pueblo con sus festividades y costumbres autóctonas.
Los salasaca se autodenominan como “los hijos del cóndor”.
Manuel Píntag, de 90 años, explicó que esto se debe a una leyenda. “Esta ave quedó fascinada por la belleza de la hija de un líder comunitario. La raptó y tuvo un hijo con ella y para identificarlo, lo vistieron con un poncho negro con una abertura en V en el cuello que deja ver la camisa blanca. El cóndor es un pájaro sagrado para nuestro pueblo”.
Suizos, alemanes, franceses y estadounidenses son quienes más visitan la galería que consta de 4 plantas. Así lo explica el director y guía Whirak Qhamak.
“Hacemos grupos de 6 personas. En el primer piso hay una sala de recepción e información donde se entrega material impreso”.
En la segunda, se destaca una muestra fotográfica completa de los momentos, personajes y festividades más representativas del lugar. Los protagonistas principales son los niños y adultos mayores.
En la tercera planta están las esculturas manufacturadas en madera de personajes festivos y caporales. Allí se recrea la tradicional Fiesta de los Capitanes que se realiza cada año el 4, 5 y 6 de diciembre. A continuación, los visitantes reciben una explicación detallada de cómo los talleres se convirtieron, hace 3 siglos, en el referente de industria textil.
“Es la primera vez que visito este lugar. Me fascinaron las esculturas y no dejaba de preguntar por los detalles”, dijo Maite Sandoval, turista argentina residente en Baños.
En la siguiente planta, hay esculturas de similar material que escenifican el Pawkar Raymi (Fiesta de la Cosecha), realizado antiguamente en marzo y en el cual se ven indígenas con expresiones alegres y pintorescas, cargan canastos llenos de productos típicos de la zona como maíz, papa, fréjol, capulí y cebada.
En el último piso, se instalaron estatuas de salasacas e indígenas de la Amazonía, en total armonía y adorando al Sol. Demuestran la hermandad y fraternidad que esta etnia guarda hasta el día de hoy con clanes del Oriente. Whirak explica que el proceso de elaboración de las figuras les tomó casi 10 años. “Las efigies están recubiertas con harina de hueso animal, material que acentúa los rasgos más difíciles, sobre todo en manos y cara. Las tinturas son obtenidas de plantas nativas”.
Datos
Los cabellos de las esculturas del museo de la parroquia Salasaca son reales y fueron donados por personas de diferentes edades para añadirles un toque más real que impresione a los turistas.
El horario de atención ininterrumpido es de domingo a domingo, de 08:00 a 17:00 y tiene un costo por persona de 3 dólares. Los niños ingresan gratuitamente.
A menos de 20 pasos de este lugar, hay hoteles, hostales, restaurantes y ferias artesanales y de frutas que complementan la visita de los turistas quienes usualmente se dirigen a la feria de los jeans en Pelileo y a las piscinas de Baños y Puyo.