El pasado sábado se llevó a cabo una feria que promocionó los atractivos del lugar
La parroquia Tarqui demostró su potencial turístico y culinario
Puyo.-
Como parte promocional del Mes del Turismo en Pastaza, el Municipio ha realizado desde el 1 de agosto una cadena de ferias en diferentes parroquias de la ciudad.
La más reciente se desarrolló el sábado en la parroquia Tarqui, ubicada a 5 kilómetros del centro de Puyo, donde los lugareños pudieron mostrar a los asistentes —entre ellos turistas locales, nacionales y extranjeros— su potencial gastronómico, cultural y artesanal.
Wilmer Gómez, presidente de la parroquia, manifestó que el turismo es fundamental para el desarrollo de esta localidad.
“Entre los atractivos que tenemos aquí están el zoológico, 5 cascadas, caminos ecológicos, ríos, centros artesanales y grupos de danza que conservan la tradición de las etnias de la Amazonía. Debido a esto, la parroquia es muy conocida a nivel nacional e internacional y el turismo es una de las actividades que más ingresos económicos genera al año, junto a la gastronomía”, explicó.
Tradición culinaria
El evento tuvo lugar en la calle principal del pueblo, justo frente al parque central. Allí desde muy temprano, funcionarios del Gobierno Parroquial colocaron 15 puestos donde los moradores expusieron y vendieron artesanías, textiles, comida y souvenirs que ellos fabrican, además de promocionar los atractivos turísticos del sector.
Una de ellas fue Norma Culcai, quien deleitó a los presentes con el delicioso maito de carachama.
“El maito es un plato que nos ha hecho famosos a los orientales. Proviene de una palabra kichwa que significa “arropado”. Consiste en cubrir con hojas de plátano o cualquier otra hoja grande carne debidamente adobada de pescado, pollo o res, aunque, generalmente, se lo hace de carachama, tilapia o trucha. Una vez cubierta la carne, se coloca junto a las brasas o sobre una plancha de piedra en carbón, hasta que quede lo suficientemente cocida y tome el sabor de la hoja de plátano”, aseguró Culcai.
Hasta las 14:00, unas 20 personas pudieron probar este exquisito plato, cuyo valor variaba entre los
$ 3 y $ 6, dependiendo del tamaño del pescado.
La caña de azúcar y sus derivados fueron otros de los productos que se ofertaron en los estands. “En la parroquia y los alrededores existen muchos sembríos de caña, por lo cual desde siempre nos hemos dedicado a vender el producto”, señaló Juan Valdivieso, morador.
El jugo de caña, el concentrado y el fermentado son bebidas derivadas que se vendieron en botellas de medio litro, a un precio de $ 2,50.
En el lugar también se pudieron apreciar artesanías de tagua y prendas de vestir que los lugareños fabrican durante todo el año. Varios asistentes compraron las prendas.