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El Telégrafo
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Visitantes pueden realizar actividades del campo

La Moya ofrece arqueología y gastronomía

Ferrocarriles del Ecuador inauguró, el pasado 24 de septiembre, la ruta Riobamba-Urbina-La Moya. Los turistas que llegan visitan el museo local con un guía.
Ferrocarriles del Ecuador inauguró, el pasado 24 de septiembre, la ruta Riobamba-Urbina-La Moya. Los turistas que llegan visitan el museo local con un guía.
Foto: Elizabeth Maggi / para El Telégrafo
21 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Riobamba.-

Alrededor de 60 familias de la comunidad La Moya, en el cantón Riobamba, se unieron para incursionar en el turismo comunitario.

Entre sus ofertas se destacan réplicas de piezas arqueológicas, restaurantes con comida típica y recorridos guiados por las sendas transitadas habitualmente por los hieleros del nevado Chimborazo, entre ellos Baltazar Ushca.

La mayoría de habitantes se dedica al cultivo de papas y legumbres que comercializan en los mercados riobambeños. Sin embargo, la llegada de visitantes los obliga a replantearse sus prioridades.

“No dejamos las labores de la tierra, pero sin descuidar a los turistas porque del buen trato que les proporcionemos y los servicios obtenemos ingresos económicos para redondear el presupuesto de las familias”, manifestó Segundo Castro, presidente de La Moya.

La comunidad está situada en la jurisdicción de la parroquia Calpi a 20 minutos de la capital provincial. Al sector se llega por cuatro medios, bus, auto particular, ferrocarril y   bicicleta.

Este último recurso de movilidad puede ingresar por los senderos que adecuó el Municipio de Riobamba a través de prados verdes y vegetación espesa que caracteriza los paisajes de la serranía.

“Estamos alejados del bullicio diario de la ciudad. Los turistas pueden caminar o manejar una bicicleta sin problemas. Los comuneros los recibimos con mucha cordialidad y procuramos que tengan una experiencia inolvidable”, explicó María Loma.

En el centro de la comunidad está la iglesia que data de 1864 y es parte del patrimonio cultural nacional. Cuenta con  paredes  de adobe de 1,20 de espesor. En el año 2009 la restauraron los comuneros con ayuda financiera y técnica del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

El templo conserva piezas arqueológicas de la cultura puruhá que son exhibidas en el museo de la montaña ‘Urkukunapak Wasi’.

En un rincón resaltan las piedras labradas que servían para obtener la harina de machica o de quinua. “Aumentamos nuestra infraestructura y los turistas pueden dormir en cómodas habitaciones con chimenea y deleitarse con la gastronomía, como el tostado, mote, cuy asado y diversos platos elaborados con quinua”, indicó María Gualpa, guía nativa.

Además, el visitante puede experimentar la convivencia con los habitantes del sector y su forma de vida.

Algunos muelen los granos de forma tradicional, participan en el cuidado de los camélidos de la zona desde su esquilamiento hasta la elaboración de prendas a base de lana o cosechan en las chacras.

Otro atractivo del lugar es el menú que incluye comida típica andina en el restaurante. Se ofertan bandejas que cuestan $ 6 que incluyen mellocos, habas, maíz y diversos cereales.  

Otro grupo de mujeres se encarga de tejer prendas de vestir con lana de alpaca y fabricar otras artesanías que se ofertan a las afueras del museo del pueblo. (I)

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