Solo cuando vio el cráneo, el guía Manuel Calapiña se convenció de que no eran mochilas sino una tumba a 5.600 metros de altura, con los restos de tres escaladores, posiblemente extranjeros, a quienes devoró la nieve hace 20 o 30 años en el volcán más alto de Ecuador.

Tres días después del macabro hallazgo del sábado, Calapiña relató cómo por azar se encontró con las osamentas de tres andinistas que al parecer perecieron por una avalancha en el Chimborazo, un macizo cubierto de nieves perpetuas que se levanta hasta los 6.310 metros de altura y es uno de los más altos de Sudámerica.

En diálogo telefónico con la AFP, Calapiña recuerda que vio a lo lejos unos bultos cuando descendía con un grupo de turistas. "Ya de bajada, a una altura de 5.800 metros, pude ver que había algo extraño. Por mi mente solo pasaron dos cosas: alguna vez algún montañista dejó caer una mochila o ahí había un cuerpo", dijo Calapiña.

Se acercó y comprobó que era lo segundo, aunque no era un "cuerpo" sino los restos de dos personas. De una osamenta "se veía la parte del cráneo, la mitad con mandíbulas; de la otra se veían casi todas las piernas y (el resto) estaba tapado por el hielo", narró el guía.

Calapiña tranquilizó a los turistas que iban con él, tomó fotos y dio aviso a sus compañeros una vez llegó al primer refugio del Chimborazo (130 km al sur de Quito).

El sábado la policía ascendió en la madrugada por el volcán inactivo, hasta el lugar avistado por Calapiña, y allí, escarbando en el hielo, descubrió los restos no de dos sino de tres escaladores -al parecer todos hombres- y una cámara fotográfica de rollo, entre otros objetos.

Comenzó así el misterio. "Se ve, conforme a la vestimenta, que eran preparados, no eran personas improvisadas, tenían el equipo de escalamiento: arnés, equipo de protección contra el frío", dijo el lunes a la prensa el coronel Carlos Alulema, responsable de la unidad policial encargada de desapariciones y muertes violentas (Dinased).

Un misterio, varias hipótesis

Por ahora es prematuro decir si los andinistas iban juntos o si se los tragó la misma avalancha. Lo único que se sabe, agrega Alulema, es que su muerte se produjo años atrás. ¿Cuánto?

"Podrían ser 20, 25, 30 o 15 (años). Es un margen de tiempo importante. Vamos a recabar todo lo que exista en ese periodo, si hay denuncias de familiares, buscaremos en archivo", incluso en periódicos, sostuvo.

El oficial consideró extraño que no se hubieran hallado documentos de identificación, ni que las autoridades conozcan, al menos hasta el momento, una denuncia sobre la desaparición de estas personas.

"Pudieran ser extranjeros también", pero alguien debió haber "venido al país a buscarlos. Eso vamos a investigar", declaró Alulema.

La prensa especula con la posibilidad de que sean dos extranjeros y un ecuatoriano que fallecieron el 10 de noviembre de 1993 a causa de un deslizamiento.

En el Chimborazo, la nieve por esta época del año es como una oruga: se desliza por las cumbres de los nevados descubriendo a su paso objetos perdidos y hasta cuerpos, explicó a la AFP Franklin Varela, director de la Asociación Ecuatoriana de Guías de Montaña.

"Si se pone algo en la cumbre de la montaña, en unos años lo va a encontrar abajo", indicó este montañista de 34 años y quien lleva un recuento más o menos organizado de las víctimas.

En 1994, por ejemplo, hubo 10 muertos en el Chimborazo a causa de una avalancha. De ellos "tres (eran) ecuatorianos que se quedaron en la montaña por voluntad de la familia (...). El resto eran extranjeros que se sacaron y se llevaron. Eran seis franceses y un suizo", dijo a la AFP el socorrista de montaña Julio Mesías, de 58 años, y con 30 años de experiencia.

Otra opción que barajan los guías es que podrían ser tres austríacos que desaparecieron en los 80. En 1976, un avión con 59 pasajeros se estrelló en el Chimborazo, y solo el deshielo del volcán permitió hallar restos 27 años después.

Todas las hipótesis están abiertas, opina Varela.

Por ahora los tres cuerpos descubiertos el fin de semana serán trasladados a Quito para las investigaciones forenses. Los investigadores deberán esperar un tiempo hasta que los cuerpos se descongelen de manera natural, esto con el propósito de no "destruir tejidos que puedan ayudarnos a identificarlos", dijo Fernando de la Torre, jefe de la Dinased en Chimborazo. (I)