Maestros y padres de familia del colegio Edmundo Chiriboga, en Riobamba, se organizaron para ofrecer seguridad a los jóvenes en las jornadas matutina y vespertina.

Esta medida de seguridad, poco común en la Sierra centro, fue la respuesta a la serie de robos y asaltos a los estudiantes. A pesar de que no se ha cifrado el problema, los hechos les preocupan.

Ante la necesidad de contar con más seguridad se optó por esta alternativa que está dando resultado.

Steven Cevallos, cursante de segundo año de bachillerato, fue asaltado a una cuadra de ese establecimiento. “Un hombre, que trataba de ocultar su rostro con una gorra, me empujó contra la pared y sacó un cuchillo con el que obligó a entregarle mi celular. No tenía opción, temía que me hiciera daño”, narró el asustado joven que aún no olvida este incidente.

La Policía Nacional cuenta con 1.100 miembros desplegados en los 10 cantones de Chimborazo. De ellos, 400 tienen la misión de vigilar distintos puntos de Riobamba.

“Realizamos operativos constantes en los centros estudiantiles. Incluso capturamos a personas al margen de la ley que actúan en los buses”, aseguró Luis Moreno, jefe de la Policía Judicial.

Sin embargo, para Rosa Elena Bravo, madre de un estudiante del colegio Chiriboga, la delincuencia está en todas partes y actúa todo el tiempo. “ por lo que decidieron vigilar el ingreso y la salida de los estudiantes.

Para esto, el colegio adquirió chalecos reflectivos, silbatos y radios trasmisores. Los padres actúan por una hora en grupos de cuatro y se sitúan en las esquinas en un radio de dos cuadras. En caso de emergencia llaman al jefe de guardia y éste llama a la Policía. Para Victoria Avilés esta acción le es favorable. “Mi hija sale a las 19:20 y está más tranquila por la vigilancia”, aseguró.