El progreso de Quillán está ligado a la piscicultura
Una vegetación exuberante, suelos fecundos, fuentes hídricas abundantes y un clima por demás acogedor son las características de la comunidad Quillán La Playa, perteneciente al cantón Píllaro y ubicada a 15 minutos de Ambato.
Esta localidad ofrece al visitante encantos naturales, como cascadas, bosque húmedo y senderos a pie de río, además de huertos agroecológicos, piscinas para pesca deportiva, canchas y una gastronomía basada en peces de agua dulce, escenario perfecto para el descanso.
Quillán La Playa está en la parte baja de un espectacular valle rodeado de montañas al norte de Ambato. Colinda con la comunidad Las Viñas, de la parroquia ambateña Izamba, y ambas constituyen uno de los destinos turísticos más visitados en Tungurahua y la Sierra centro.
La especialidad culinaria de la localidad es la trucha asada, especie de agua dulce que allí se cría y prepara de distintas formas, entre ellas frita, al vapor, al vino, en chicharrón, al ajillo y otras presentaciones. Para llegar a este fascinante lugar desde Ambato se debe tomar la Panamericana Norte con dirección a Izamba, y de allí hacia Las Viñas, por un camino asfaltado.
Inicio de la actividad piscícola
Ana María Bonilla, dueña del paradero turístico Riberas del Descanso, explica que a mediados de la década del 70 inició la actividad piscícola.
“En 1976, la filosofía de monseñor Leonidas Proaño de que los jóvenes se empoderen del desarrollo social, caló hondo en Quillán. Desde entonces mi abuelito empezó a habilitar criaderos de trucha, pero nunca se imaginó que las siguientes generaciones convirtiesen esta actividad en un potencial económico”.
En 1996, tras 20 años de aprendizaje sobre este pez, en la localidad empezaron a aparecer restaurantes cuyo principal plato era la trucha acompañada de verduras allí cultivadas.
Desde entonces la oferta gastronómica se ha diversificado. En el paradero Riberas del Descanso los turistas pueden comer trucha frita ($ 4), trucha asada y trucha al vapor ($ 4,95), trucha a las finas hierbas ($ 6,25), chicharrón de trucha ($ 5,50), entre otros platos. Cerca de este establecimiento está la Quinta Ecoturística María Soledad, en la que los visitantes también pueden degustar estos platos.
Verónica Chiluisa, chef y propietaria, explica los beneficios de consumir trucha.
“La carne de este pez es rica en Omega 3, el cual ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, reducir la hipertensión y el colesterol. En cada comedor hay canchas deportivas, piscinas para la pesca, y senderos a pie del río Culapachán, donde se recrean grandes y chicos”.
Los valores de cada plato son similares a los antes detallados y los zumos que allí se ofertan son preparados con frutas cultivadas en huertos locales.
Desde el lugar se puede acceder a la cascada de la comunidad, donde existe gran diversidad de flora y fauna. “Al estar en un valle, la temperatura en Quillán no baja de 22 grados, por lo cual nuestros visitantes vuelven siempre”, dijo Omar López, vecino de Quillán.
La gastronomía de Píllaro se complementa con la oferta del paradero Nary Ati, ubicado en la parroquia Emilio María Terán.
“El plato preferido por los comensales es la parrillada ancestral, la cual tiene costilla de cerdo y borrego asada, choclo, habas, ensalada y crema de queso. Tiene un valor de $ 7, pero no es la única especialidad, pues aquí se puede degustar también carne asada de res y cerdo a la estaca, a precios desde los $ 3”, explicó Luigi Tenelema, dueño de Nary Ati. (I)
La trucha al ajillo, asada, al vapor y frita son algunas de las opciones gastronómicas en el paradero turístico Riberas del Descanso, a precios desde $ 4. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo