Pese a que aún no hay una cura para este raro síndrome, neurólogos recomiendan terapia conductual y dieta libre de gluten
El aislamiento y dificultad para comunicarse son los principales síntomas del autismo
Uno de los trastornos psicológicos más inquietantes, desconocidos e inusuales es el autismo. La persona que padece esta afección desarrolla una intensa concentración en su ‘mundo’ interior y pierde progresivamente el contacto con la realidad exterior.
Pese a que no existe una estadística definida de cuántas personas padecen esta alteración en el mundo, se estima que en la actualidad 2 de cada mil personas viven con el síndrome autista, como también se suele llamar a este mal.
El año anterior cerca del 1,5 % de los niños menores de 4 años que viven en Estados Unidos, o sea uno de cada 68, fue diagnosticado con este trastorno. Por otro lado la tasa de crecimiento del autismo entre personas mayores de 18 años en Inglaterra es del 1,1 %.
Tras varias investigaciones en el campo de la neurología, sicología, nutrición y comunicación, desde 1943, año en que se empezó a estudiar esta alteración, últimamente varios reconocidos especialistas coinciden en que el autismo no es una enfermedad sino un trastorno.
Una enfermedad en términos médicos suele ser descrita como el proceso y estatus consecuente de afección y dolencia de cualquier parte del cuerpo de un ser viviente, mientras que un trastorno se considera una serie de síntomas, acciones y comportamiento que pueden, o no, causar dolor y están relacionados con patologías mentales.
Raisel Mannington, neurólogo y docente de la Universidad de Massachusetts, y Dalia Graham, especialista del Centro Médico Bridley de Londres, son algunos de los profesionales que afirman que el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), nombre genérico que recibe la afección, es más un trastorno que una enfermedad.
En el ámbito nacional, el psicólogo clínico Luis Tobón, profesional del comportamiento humano con 18 años de experiencia, coincide con estos criterios. Valeria Tite, estudiante de octavo semestre de Periodismo de la Universidad Técnica de Ambato, expone de seguido una completa investigación sobre el TEA, sus causas, síntomas y tratamientos, con ayuda del especialista.
¿Qué es el autismo?
Es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por alteración de la interacción social, la comunicación verbal y no verbal y el comportamiento restringido y repetitivo.
Los primeros síntomas empiezan a manifestarse a partir de los 2 primeros años de vida. Los más conocidos son ausencia del balbuceo infantil, falta de curiosidad por tocar, jugar y moverse, escasa o nula respuesta ante estímulos visuales y sonoros, falta de contacto visual y aislamiento.
En raras ocasiones el autismo suele estar acompañado de epilepsia, ceguera o malformaciones de las extremidades.
No se conocen con exactitud las causas pero es probable que tanto el factor genético como el ambiental desempeñen un papel fundamental en el desarrollo del TEA.
Se ha descubierto que existen ciertos genes que están relacionados con el desarrollo del autismo. Además, estudios realizados a personas con el síndrome demuestran que tienen irregularidades en varias regiones del cerebro.
“Pese a los recientes avances para detectar y tratar el TEA, el factor exacto que provoca su aparición aún es desconocido y no existe cura. Hasta hoy no se conoce si son sustancias o células del sistema nervioso las que motivan el aislamiento, teniendo en cuenta que el síndrome se empieza a manifestar antes de los 3 años, época de dependencia maternal”, explica Tobón.
Además de esto, el psicólogo asegura que el autismo es altamente heredable, siendo el factor genético, hasta lo que se sabe, el que más influye para su aparición.
En los últimos 20 años, en Reino Unido y otros países europeos, se han reportado casos de personas que manifiestan los primeros síntomas del TEA en edad adulta, sobre todo aislamiento.
Razón por la cual varios institutos farmacéuticos y hospitales analizan la posibilidad de que el autismo sea un trastorno cuyo desarrollo se retrase en algunos casos, debido a factores ambientales.
Problemas de comunicación
Las dificultades en el ámbito de la interacción social, desarrollo del lenguaje, retrasado o inexistente, comportamientos inesperados y cuadros de tristeza extrema y depresión son otros síntomas que presentan los autistas.
Para ello, además de terapias farmacológicas y nutricionales, los expertos recomiendan a los padres y familiares de pacientes aplicar tratamientos conductuales y comunicacionales.
Las terapias ocupacionales son una excelente opción. Personal especializado enseña a los pacientes a armar rompecabezas, reconocer formas, colores y olores y sabores.
Además se realizan ejercicios de lenguaje y comprensión en los que los niños pueden usar otras maneras de expresión, como el dibujo y lenguaje corporal, frente a la dificultad de iniciar una conversación.
Se ha comprobado que las personas que asisten regularmente a estos talleres presentan un progreso significativo de la capacidad comunicacional, sobre todo de sus emociones y sentimientos.
En algunos niños mayores a 8 años que no recibieron terapia a tiempo, el tratamiento nutricional y farmacológico es necesario para evitar cuadros de tristeza, depresión y ansiedad extrema.
Esto porque al no expresar sus ideas, emociones y sentimientos, muchos autistas experimentan estados anímicos, como la melancolía, que complican su trastorno.
“Pese a la resistencia de muchos neurólogos y especialistas en TEA, en los últimos años se habla sobre la relación entre retraso mental y autismo, debido al lento, o nulo en algunos casos, desarrollo de una conducta saludable”, señala Tobón.
Educación especial
La mayoría de países occidentales poseen sistemas educativos que reconocen al autismo como una afección que imposibilita el aprendizaje académico normal.
Los infantes con autismo deben aprender en institutos especiales, pues la mayoría reaccionan con agresividad en ambientes ajenos a su casa y lloran con facilidad, sin olvidar que algunos necesitan tratamiento farmacológico.
Como en la mayoría de trastornos psicológicos, al apoyo familiar es fundamental. Pese a que los autistas también suelen aislarse y rechazar a sus familiares, acuden a sus padres en situaciones de peligro. (I)
Se aconseja alimentación sin gluten
¿Qué clase de dieta debe seguir alguien con TEA?
Hasta ahora no se ha descubierto una cura para el autismo. Sin embargo hay terapias alternativas que pueden mejorar la calidad de vida de las personas que padecen este síndrome, una de ellas es la nutricional.
Como todo niño en etapa de desarrollo, el infante autista debe tener una alimentación completa y variada que incluya todos los grupos de alimentos de manera balanceada.
Hay estudios que indican que una dieta libre de caseína y gluten puede producir mejorías en el comportamiento del autista.
Diferentes investigaciones revelan que el aparecimiento del TEA puede estar relacionado con una gran cantidad de péptidos en el sistema nervioso central, agudizado por una mala asimilación del gluten y la caseína.
Esta teoría aún no se ha logrado probar, existen casos de niños autistas que han mejorado su comunicación y destrezas de aprendizaje al eliminar estas sustancias de su alimentación diaria.
La caseína es la proteína de la leche, así que en la dieta se deben eliminar todas las fuentes de lácteos. El gluten es la proteína presente en el trigo, centeno y cebada.
Los estudios indican que ambas proteínas son las que no se absorben adecuadamente y por ende provocan un incremento en la cantidad de péptidos a nivel del sistema nervioso.
Antioxidantes como la vitamina E, C y coenzima Q10, han demostrado mejorar la capacidad cerebral que se encarga del lenguaje, por lo que son esenciales en la dieta de los autistas. (I)