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El Telégrafo
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Cotopaxi tiene maravillas turísticas desconocidas

Cotopaxi tiene maravillas turísticas desconocidas
14 de julio de 2013 - 00:00

La provincia de Cotopaxi atrae a los visitantes nacionales y extranjeros. Según cifras del Ministerio de Turismo, por ejemplo, el 35% de personas foráneas que llega al país visita los atractivos naturales y culturales de sus siete cantones.

Sin embargo, de ese porcentaje, pocos llegan a las cascadas de Candela Fazo, o la hacienda de Malqui Machay, sitios no muy conocidos. Deysi Arequipa, promotora turística del cantón Saquisilí, señaló que apenas un 5% de los visitantes que llegan a dicha zona, escogen como destino las cascadas. No obstante, aclaró que, poco a poco, las visitas se están incrementando gracias a la promoción y al trabajo de los guías nativos de la zona.

La rica gastronomía es uno de los focos que atraen en la provincia de Cotopaxi.

Chugchucaras: Componen el plato empanaditas dulces, fritada, papas, maduro frito en grasa de cerdo, canguil, chicharrón y mote. Se pueden encontrar en la calle de las chugchucaras y en la av. Eloy Alfaro.

Allullas: Son preparadas con harina de trigo, la cual es cocida con manteca pura de chancho y huevos. Se las halla frente a la estación del Ferrocarril.
Los helados de sabores de Salcedo son una especialidad de la provincia.

Mientras que lugares como las galerías de pintura en Tigua sí son visitadas, pero el 90% de quienes llegan hasta allí son turistas extranjeros; así lo dio a conocer Juan Albán, director de Cultura del gobierno municipal de Pujilí.

Esa comunidad está ubicada cuatro kilómetros antes del centro de la parroquia Zumbahua, en dicho cantón cotopaxense. Tigua es famosa porque en ella nació el pintor Julio Toaquiza, quien años atrás empezó a plasmar en cuero de borrego sus vivencias y las costumbres de la tierra que lo vio nacer. Hoy, dicha costumbre se ha extendido y es posible ver esas obras en galerías.

Para llegar a Tigua se pueden tomar buses que salen de la terminal terrestre de Pujilí. Estas unidades tardan en llegar una hora y 45 minutos aproximadamente. Otra opción, aunque más larga, es llegar a pie, lo que brinda a las personas un contacto directo con la naturaleza.

En la actualidad, muchos habitantes de Tigua se dedican a la pintura de cuadros que son muy cotizados. De hecho, los ‘tiguas’ han convertido sus hogares en galerías que son visitadas por turistas que aprecian el arte indígena. Adicionalmente, elaboran caretas de las formas más diversas.

Ese rincón de Zumbahua es una alternativa para viajar en estas vacaciones, no solo porque allí se puede admirar la habilidad de artistas innatos, conocer su historia de sublevación y lucha, sino también por los hermosos y mágicos parajes que hacen de Tigua una tierra virgen que cautiva con su naturaleza pura.

Otra opción en el cantón Saquisilí, es el conocido ‘Asiento Comercial’. Ahí se encuentra la parroquia rural Cochapamba y en ella la comunidad de Jatun Era, lugar de las maravillosas cascadas de Candela Fazo y la laguna de Tiluncocha; maravillas naturales que son poco conocidas, pero que ofrecen al visitante la oportunidad de conocer lugares exóticos guiados por los nativos del lugar. 

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Para llegar a Jatun Era desde Saquisilí, se lo puede hacer en vehículo propio o en camionetas que cobran 10 dólares y tras un recorrido de 30 minutos por hermosos paisajes, se arriba hasta la colina de descenso para llegar a la cascada.

El visitante es recibido por un guía nativo que le da la bienvenida y lo acompaña en el camino. En el trayecto se pueden observar plantaciones de toda clase de tubérculos, especialidad alimenticia del lugar.

Y luego de aproximadamente 20 minutos de caminata se llega hasta las cascadas, para admirar su hermosa caída de 300 metros. Tras disfrutar de ese espectáculo, el visitante puede retornar a la comunidad y disfrutar de la comida típica que se elabora en la zona, y de las artesanías que fabrican los comuneros.

Al norte de Saquisilí esta el cantón Sigchos, y en lo más hondo del subtrópico está la parroquia rural Chugchilán. Desde el centro de ella, a una hora y media, está la hacienda de Malqui Machay que, según la historiadora quiteña Tamara Estupiñán, pudo haber sido la última morada del inca Atahualpa.

Para llegar a Malqui no hay transporte convencional, sino camionetas de alquiler que llegan por sus estrechos y rocosos caminos hasta el ingreso al lugar, que es una sinfonía de parajes naturales donde se producen plátano, limas, naranjas y hay una exótica variedad de fauna.

En los alrededores, el visitante puede conocer más de la historia, costumbres, tradiciones y gastronomía de ese hermoso paraje de la provincia de Cotopaxi.

Y las aguas termales Yanayacu de los Illinizas, poco conocidas y tampoco visitadas, se encuentran en las faldas surorientales del Illiniza Sur (a 4.000 metros) y forman parte de la Reserva Ecológia del mismo nombre. Se trata de una buena opción para disfrutar en familia.

Para llegar a este sitio, primero se debe pasar por San Juan de Pastocalle y desde ahí serán 11 kilómetros de recorrido en carro particular o en camionetas alquiladas, ya que no existe otra forma de transportarse hasta ese lugar.

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